El efecto del cambio climático y la transición energética sobre el sector financiero y su reacción al desafío

Ramón Amargant Arnau, Fernando Gutiérrez del Arroyo González
18 Ene, 2022

La atención por la sostenibilidad climática y medioambiental ha virado en los últimos años al sector financiero, que será clave en promover la transición ecológica del resto de sectores económicos a través de la financiación y la innovación financiera. Además de por una mayor concienciación, la mayor atención proviene del impulso de las autoridades: los reguladores y supervisores están empujando al sector financiero a orientarse a la sostenibilidad.

El gran hito de concertación internacional contra el cambio climático, como reacción al desafío, cristaliza en el Acuerdo de París de 2015. Tras él, ha surgido toda una constelación de actores e iniciativas a nivel global en el ámbito financiero. En paralelo, la UE ha ido tejiendo su propio ecosistema de instituciones e iniciativas, en el que intervienen las principales instituciones, las agencias regulatorias (EBA, ESMA y EIOPA) y los supervisores (BCE, ESRB), así como múltiples actores privados.

La aproximación de la UE al desafío de la sostenibilidad se sustenta en tres ejes: la Unión de la Energía, el Plan de Acción de Finanzas Sostenibles (PAFS) y el Pacto Verde Europeo. Estos ejes perfilan la hoja de ruta para la transición del sector energético, el sector financiero y el resto de los sectores económicos, respectivamente.

El PAFS es la estrategia UE para la transición del sector financiero y la promoción de las finanzas sostenibles. Con el objetivo de enlazar finanzas y sostenibilidad, perfila una reforma de la regulación financiera y tiene tres objetivos: 1) elevar y reorientar el capital a inversiones sostenibles; 2) gestionar los riesgos financieros derivados del cambio climático; y 3) fomentar la transparencia y la visión de largo plazo de la actividad económica y financiera.

El PAFS es ambicioso y transversal porque afecta a múltiples agentes e instrumentos variados. Busca crear un lenguaje único o taxonomía que perfile qué actividades son o no sostenibles (acción 1), crear bonos verdes y ecoetiquetas (acción 2), promover las inversiones sostenibles (acción 3), incorporar los criterios de sostenibilidad al ofrecer asesoramiento financiero (acción 4), desarrollar índices de referencia sostenibles (acción 5), mejorar la integración de la sostenibilidad en calificaciones crediticias y estudios de mercado (acción 6), aclarar los deberes de divulgación de gestores de activos, comercializadores y productos financieros (acción 7), incorporar la sostenibilidad en los requisitos prudenciales (acción 8), reforzar la divulgación de la información sobre sostenibilidad (acción 9) y fomentar un gobierno corporativo sostenible y reducir el cortoplacismo en los mercados (acción 10).

La Estrategia Renovada de Finanzas Sostenibles (ERFS), publicada por la CE en jul-21, revisa y actualiza el PAFS. Reagrupa simplemente sus 10 acciones, que verán reforzado su desarrollo con un calendario más definido para su adopción.

Entre las principales implicaciones de policy destaca la necesidad de que las empresas diseñen y ejecuten estrategias de mitigación y adaptación ambiciosas. Los pasos que dé cada agente resultarán cruciales para su supervivencia y su rentabilidad futuras: mitigar el cambio climático y adaptarse a él permitirá prevenir y mitigar riesgos, y puede generar numerosas oportunidades. Para conseguirlo tienen un arsenal amplio de herramientas a su disposición.

Las estrategias de sostenibilidad no deberían adoptarse por razones reputacionales, sino por razones de riesgo financiero y de posicionamiento estratégico. Esto es lo que están buscando reguladores y supervisores de un tiempo a esta parte. El cambio empieza a ser visible: las instituciones financieras no solo empiezan a reaccionar a la presión externa ejercida por reguladores y supervisores para abrazar un comportamiento sostenible, sino que están apreciando por sí mismas el valor de mercado y estratégico de evaluar e integrar los riesgos sostenibles o ESG (acrónimo en inglés de Environmental, Social and Governance), lo que las está permitiendo situarse en una mejor posición para mitigar riesgos y aprovechar las oportunidades del cambio climático y la transición ecológica.

→ Hacia adelante, los retos son significativos: el desarrollo de la hoja de ruta regulatoria podría transformar el funcionamiento, comportamiento y fisonomía de los actores y los mercados financieros, sin cuya orientación a la sostenibilidad será imposible cumplir los objetivos en materia de clima y medioambiente. Pero requerirá mucha atención y esfuerzo de su parte, puesto que el tsunami normativo es difícilmente digerible y complejo y costoso de aplicar.

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