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La policrisis global frena los avances en la Agenda 2030 y disminuye la presencia ambiciosa de los ODS en las empresas

El aumento de los precios energéticos y alimentarios, la inflación y las tensiones en las cadenas de suministro amenazan la sostenibilidad
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Durante el último año, ha habido un creciente interés de las empresas por la sostenibilidad y los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS). Sin embargo, la crisis de la COVID-19 y el conflicto en Ucrania, iniciado en 2022, han frenado el avance en la Agenda 2030 y han agravado las desigualdades. Para abordar este desafío, es necesario reformar la financiación de los ODS, fortalecer el papel de las agencias y bancos de desarrollo, y potenciar la participación de los actores privados en la transferencia de conocimiento e innovación para acelerar el progreso hacia un mundo más sostenible. Son las principales conclusiones del sexto informe del Observatorio de los ODS, titulado ‘Impulsar la sostenibilidad en un entorno de policrisis’, elaborado por la Cátedra de LiderazgoS y Sostenibilidad de Esade, en colaboración con el Observatorio Social de la Fundación ”la Caixa”.

Esta edición pone el foco en el escenario de policrisis. La combinación del aumento de los precios de la energía y de los alimentos, la inflación y las tensiones en las cadenas de suministro está poniendo en jaque la implementación de los compromisos globales en materia de sostenibilidad. El informe alerta que, de seguir así, algunos ODS no podrán alcanzarse y urge a impulsar la transformación y la cooperación internacional con el objetivo de redoblar las acciones institucionales y privadas, y el compromiso de la sociedad civil. 

Según Àngel Castiñeira, director de la Cátedra de LiderazgoS y Sostenibilidad de Esade, “tomarse en serio la sostenibilidad obliga al mundo empresarial a pasar de la reactividad a la proactividad, del impacto neutral al impacto positivo y de la mentalidad de competencia a la de la cooperación. Habiendo transcurrido ocho años desde la aprobación de los ODS de la Agenda 2030, todavía se aprecia una brecha entre las aspiraciones y la aplicación de medidas realmente transformadoras. Es crucial que los agentes sociales se involucren activamente en procesos de reflexión colectiva y en alianzas multistakeholder para ofrecer soluciones duraderas en el escenario de policrisis y revisar los preceptos más profundamente anclados en el sistema económico que nos han llevado a la situación actual”.

Enfoque sistémico para el impulso de la sostenibilidad

Según el informe del Observatorio de los ODS de Esade y el Observatorio Social de la Fundación “la Caixa”, la transición energética es crucial para crear un nuevo modelo de crecimiento y de energía, y lograr una economía de bajas emisiones. Sin embargo, es importante tener en cuenta que se requiere un enfoque sistémico que permita analizar de manera integral las conexiones entre las diferentes áreas y evitar impactos no deseados. Además, la UE se encuentra en una posición difícil en la actual crisis energética global, debido a su dependencia energética de países terceros como Rusia, y a la guerra en Ucrania. El estudio destaca el aumento del compromiso del sector privado con la transición verde, aunque alerta de la falta de concreción en los planes y la metodología utilizada.

El informe también apunta que, para lograr una transición verde efectiva, es fundamental desacoplar el crecimiento económico y demográfico del aumento de las emisiones, reforzar la eficiencia energética y desplegar tecnologías que permitan retirar y reutilizar el CO2 de la atmósfera para fomentar la circularidad. Pero alerta de las dificultades en el acceso a materias primas y minerales críticos que son necesarios para la transición y que en su mayoría no se encuentran en territorio europeo. En este sentido, Ferran Curtó, director adjunto de la Cátedra LiderazgoS y Sostenibilidad de Esade destaca que “debemos tener muy presente el principio de Do No Significant Harm (DNSH) previsto en el Pacto Verde Europeo. Por ejemplo, si para obtener los minerales necesarios para la electrificación de la industria del automóvil empezamos a minar los fondos oceánicos de forma descontrolada -como está empezando a ocurrir-, estaremos actuando para reducir las emisiones de Gases de Efecto Invernadero, pero a costa de la biodiversidad marina. Esto afectaría la capacidad del océano de seguir actuando como sumidero de carbono, comprometiendo el objetivo de limitar el calentamiento global. La mitigación a corto plazo de los efectos del calentamiento global no puede ir en detrimento de nuestra capacidad de adaptarnos a un futuro cada vez más incierto”.

Más ODS en las empresas, pero escasa descripción de las acciones

Se consolida la tendencia al alza en el reporte no financiero. Según el Informe del Observatorio de los ODS, que mide la contribución de 101 empresas cotizadas españolas a la Agenda 2030, el porcentaje de organizaciones que reporta información no financiera ha pasado del 50% en 2017 al 87% en 2022, lo que representa un aumento del 37 puntos. 

Las organizaciones destacan principalmente en sus memorias el ODS 8 (Trabajo) y el ODS 13 (Clima), ambos en un 63%, seguidos del ODS 9 (Industria) y del ODS 7 (Energía), mencionados por las compañías en un 56% y en un 55%, respectivamente. Siguen postergados el ODS 1 (Pobreza) por un 28%, el ODS 2 (Hambre) por un 22% y el ODS 14 (Vida submarina), sólo mencionados por el 16% de las empresas.

Aunque el compromiso de las empresas no ha empeorado, el 85% de las menciones a los ODS no detallan las actividades desarrolladas para su cumplimiento. En concreto, las menciones ambiciosas han disminuido en 15 de los 17 ODS desde 2020.

Criterios ambientales y paridad de género, asignaturas pendientes

El informe elaborado por la Cátedra de LiderazgoS y Sostenibilidad de Esade distingue también cinco grandes dimensiones en el ámbito de la sostenibilidad. En lo que tiene que ver con la gobernanza —que se refiere a cómo la empresa gestiona sus operaciones, decisiones y riesgos— disminuye el porcentaje de compañías que incluye criterios sociales (32%) o ambientales (18%) en su misión empresarial. Asimismo, la paridad de género sigue siendo una asignatura pendiente. Pese a que la presencia de mujeres en el consejo de administración (31%) y en la dirección de la empresa (24%) mejora modestamente, el porcentaje de mujeres en plantilla se estanca y se sitúa en torno al 36% desde 2017.

En cuanto al análisis de materialidad —entendida como el proceso de reflexión y análisis que impulsa la empresa con el conjunto de sus grupos de interés— el informe revela que el 90% de las empresas lo han realizado. Sin embargo, aunque la mayoría de las compañías mencionan riesgos ambientales, sociales y de gobernanza (ESG) en sus informes, no siempre enfocan su modelo de gestión de riesgos desde la perspectiva de la doble materialidad, es decir, considerando tanto el impacto de la empresa en el entorno como el impacto del entorno en la empresa.

Disminuye la digitalización y aumenta la economía circular 

En el ámbito de la prosperidad, que incluye aspectos económicos no financieros vinculados al impacto de la empresa en su entorno, la economía circular gana espacio. 8 de cada 10 empresas definen su estrategia de economía circular y la mitad lo hacen de manera ambiciosa, y exponen cómo la integran en su estrategia empresarial. En este sentido, el reciclaje sigue siendo la medida de economía circular más reportada (82%), seguida de la reutilización (55%) y de la reducción (55%). Por el contrario, las empresas reportan menos mejoras en materia de digitalización. El informe señala un aumento de la brecha digital entre sectores, ya que los tradicionalmente líderes (servicios financieros, tecnología y servicios de consumo) mejoran su grado de madurez digital, mientras que los menos avanzados empeoran (energía, industria, construcción, inmobiliario y bienes de consumo). 

En el terreno de las personas, las empresas no divulgan suficiente información para evaluar la gestión de su capital humano. Si bien, 4 de cada 10 empresas reportan la existencia de políticas orientadas a suprimir la brecha salarial, solo 1 de cada 10 las detalla en sus memorias. Asimismo, aunque el 85% de las empresas reportan la existencia de políticas de diversidad de género, pocas las describen en detalle. Por otro lado, empeora el reporte de políticas de conciliación laboral, pasando del 25% al 18%, y de los protocolos de prevención del acoso laboral, que baja del 10% en 2021 al 3% en 2022.

Por último, en la dimensión de planeta, disminuye el número de compañías que reportan reducciones en el consumo de electricidad y de sus emisiones de CO2, pero aumenta el número de empresas que ha disminuido el consumo de agua.

Pymes comprometidas con la sostenibilidad

El informe incluye un análisis de 43 pymes españolas ante el reto del desarrollo sostenible. Preguntadas por los elementos clave para la integración de la sostenibilidad, las pequeñas y medianas empresas se muestran más concienciadas con las prácticas de consumo sostenible, lo que ha llevado al desarrollo de nuevos proyectos empresariales. 

Sin embargo, implementar la sostenibilidad en las pymes presenta desafíos significativos. La supervivencia económica continúa siendo prioritaria para estas empresas, especialmente, en un contexto de aumento de costes y de cambios constantes. Integrar la sostenibilidad en toda la cadena de valor es otro de los retos a los que se enfrentan. Por otro lado, la regulación actual no se adapta adecuadamente a sus necesidades, lo que dificulta la integración de estrategias y prácticas sostenibles. Las pymes señalan que atraer talento y competir con grandes empresas es un desafío importante para ellas debido a la falta de recursos y, en ocasiones, de oportunidades de crecimiento. 

A pesar de estas barreras, el estudio revela perspectivas prometedoras en los próximos años. Se espera un mayor compromiso de las organizaciones empresariales en la sostenibilidad y una mejora en la interacción con las pymes. El liderazgo sostenible será cada vez más relevante y ofrecerá una ventaja competitiva a las empresas que lo incorporen.