Las desigualdades en el impacto de la inflación en 2022, compensadas por la electricidad

Ángel Martínez Jorge, Javier Martínez Santos
13 Ene, 2023

En dos frases

La rebaja del precio de la electricidad en 2022, mayor para los hogares de menor poder adquisitivo, ha aliviado el peso desproporcionado que la subida de alimentos y gas han tenido sobre estos hogares específicos.

→ Además, el aumento en los precios de bienes y servicios como restaurantes, hoteles, transporte y otros similares, que son consumidos en mayor medida por hogares con mayores ingresos, ha contribuido a que la inflación agregada sea similar para todos los hogares, a diferencia de lo que pasó en 2021.

La inflación que vive España desde 2021 ha afectado de manera desproporcionada a los hogares de menor capacidad económica. Esto es algo que ya sabemos gracias a los microdatos de la Encuesta de Presupuestos Familiares (EPF) correspondiente al año 2021, que nos proporciona la información clave de la composición de las cestas de consumo de cada grupo de hogares, que, cruzada con la inflación de los diferentes productos, nos permiten calcular los índices de precios (IPC) que cada tipo de hogar soporta. Resulta que en 2021 el IPC al que se enfrentaron los hogares más pobres fue más de dos puntos superior al de los hogares más pudientes, lo que supuso una diferencia relativa del 40%. Esta abultada distancia se explicaba gracias a la composición de la propia inflación, que estaba movida esencialmente por los elevados precios de la electricidad y, en menor medida, de los alimentos, dos de los principales gastos de los hogares más pobres, cuyo peso en la cesta de la compra se va diluyendo a medida que avanzamos en la distribución.

Pero la imagen que nos ofrece este cálculo en 2022 es muy diferente, puesto que la inflación es mucho más homogénea entre hogares de diferente capacidad económica, con variaciones que apenas ascienden a unas décimas.

Para explicar el cambio descomponemos la inflación de cada decil de gasto equivalente en seis categorías diferentes de gastos, siendo la suma de todos ellos el IPC de cada decil en 2022. En primer lugar, destaca que los elementos que suman a la inflación, es decir, todos menos la electricidad, cuyo precio a descendido respecto a 2021, sí presentan un ligero gradiente en función de la capacidad económica. En otras palabras, si no tuviéramos en cuenta la variación de los precios de la electricidad, el resto de los precios ha subido ligeramente más para los hogares más pobres, debido principalmente al crecimiento del precio de los alimentos, el gas y otros combustibles.

El efecto que ha tenido la rebaja del precio de la electricidad es muy considerable, especialmente entre los hogares menos pudientes, para los hogares del primer decil de gasto equivalente ha supuesto 1,59 puntos menos en el IPC de 2022, mientras que solo ha rebajado el IPC del último decil, formado por el 10% de hogares con mayor capacidad económica, en 0,76 puntos. Esta diferencia se explica por el mayor peso que la electricidad tiene en los hogares de ingresos bajos, lo que hace que cualquier variación de su precio les afecte de forma desproporcionada, ya sea al alza, como sucedió en 2021, o a la baja tal como sucede ahora para el 2022.

Sin embargo, incluso sin contar el efecto de la bajada del precio de la electricidad, la diferencia en el crecimiento del resto de precios entre hogares ricos y pobres sigue siendo mucho más leve respecto a la observada en 2021. Esto puede explicarse porque hay ciertos bienes, consumidos en mayor proporción por los hogares más ricos, cuyos precios apenas aumentaron en 2021, que ahora presentan un crecimiento superior al IPC general. Estos son los precios de los servicios de transporte, especialmente los asociados a la venta de automóviles y, en menor medida, los precios de restaurantes y hoteles.

Estas dos categorías aportan 0,75 puntos al IPC de los hogares que forman parte del 10% con menor capacidad económica (primer decil) mientras que suponen el triple, casi 2,2 puntos para el 10% de hogares más pudientes. Como puede verse en el siguiente gráfico, que muestra el consumo monetario de cada grupo de hogares en cada una de las seis categorías, esto se explica por el creciente peso de estos grupos de gasto a medida que crece la capacidad económica del hogar, puesto que para los hogares más ricos estos bienes y servicios suponen casi un tercio de su gasto total, mientras que entre los hogares más pobres apenas supone el 17%, poco más de la mitad.

En resumen, la rebaja del precio de la electricidad ha permitido amortiguar una parte considerable del efecto desproporcionado que la subida del precio de los alimentos y el gas han tenido sobre los hogares más pobres. Esto, sumado con el encarecimiento en 2022 de ciertos bienes que consumen en mayor proporción los hogares con más renta, ha hecho que la inflación experimentada por hogares de diferente nivel económico sea muy parecida, a diferencia de lo observado en 2021.

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