Ocho propuestas para que el sistema educativo no se quede atrás en la revolución de los datos.

Lucas Gortazar, Álvaro Ferrer
10 May, 2023

El uso de los datos educativos administrativos está cambiando a toda velocidad gracias a la mayor disposición de datos administrativos y también a los avances metodológicos en economía y ciencias sociales. Sin embargo, en España nos estamos quedando atrás pese a los esfuerzos de algunas administraciones autonómicas y del Ministerio de Educación y Formación Profesional en la última década y media. Observamos tres motivos que lo explican:

→ Una cultura de la opacidad (no justificada por nuestra regulación) donde los datos son “monopolio” de las administraciones.

→ Falta de ambición, concretada en la ausencia de recursos disponibles, para facilitar el acceso a estos datos.

→ El hecho de que la demanda de este tipo de investigación por parte de la sociedad es baja, sobre todo por parte de la investigación académica, que ha tenido una orientación más teórica. Esto es sorprendente, en tanto que el sistema educativo español se enfrenta a retos cada vez mayores que obligan a dar un uso mucho más estratégico de la información que disponemos: algunos incluyen la necesidad de invertir mejor, la falta de mejoras de resultados, el abandono temprano o la caída de la natalidad.

Estas necesidades y urgencias crecen y es el momento de relanzar la agenda de la generación y uso de datos para pasar de “islas” de innovación a la institucionalización de la investigación educativa, las políticas y la práctica educativa basada en los datos que las administraciones disponen. Por ello, proponemos 8 medidas:

  1. Reformar el Sistema Estatal de Indicadores de la Educación (SEIE) para incorporar nuevas demandas y mayor desagregación.
  2. Desarrollar un sistema marco estratégico de objetivos, indicadores y metas del sistema educativo entre el Ministerio de Educación y las CCAA, inspirado en el Método Abierto de Coordinación de la UE.
  3. Poner en marcha el Sistema Integrado de Información Educativa (SIIE), una base de datos nacional a disposición de la investigación con información individual y longitudinal de alumnado y docentes financiado por la nueva ronda de fondos Next Generation EU.
  4. Desarrollar mecanismos precisos de detección temprana de desventaja educativa y el nivel de aprendizaje del alumnado para la toma de decisiones de los centros educativos, aprovechando el potencial de las nuevas herramientas de evaluación en tiempo real.
  5. Reforzar y fomentar la creación de agencias e instituciones autonómicas de investigación y evaluación educativa y vincularlas a la práctica y programas de innovación, pues son estas quienes mejor pueden apoyar a los centros educativos.
  6. Dar un impulso al Instituto Nacional de Evaluación Educativa en la evaluación del sistema educativo (un PISA español) y el uso de datos de las nuevas
    evaluaciones diagnóstico.
  7. Crear un Consejo Científico de la Educación que asesore y oriente al Ministerio de Educación y Formación Profesional.
  8. Desarrollar una nueva institución nacional orientada a la promoción, financiación y transferencia de la investigación educativa hacia las políticas y las prácticas, en línea con los Laboratorios de innovación e investigación que muchos países están desarrollando.

Citar este contenido como:

Gortazar, L., & Ferrer, Á. (2023). Ocho propuestas para que el sistema educativo no se quede atrás en la revolución de los datos. https://doi.org/10.56269/20230510/LC

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