Radiografía de las divisiones y consensos de la sociedad española en torno al cambio climático

Sandra León, Lluís Orriols, Pablo Fernández-Vázquez, Natalia Collado Van-Baumberghen, Jorge Galindo, Álvaro Fernández
15 juny, 2022

Para entender mejor los consensos y divisiones en torno al reto crucial de la transición verde, EsadeEcPol ha realizado una encuesta pionera en su amplitud y profundidad. Presentamos aquí sus resultados clave y la radiografía resultante de la opinión de la ciudadanía. 

Los consensos fundamentales empiezan en la alta importancia que se le da al problema del cambio climático: 8,3 sobre 10 de valoración media. Para muchos, además, debería ser una prioridad: es uno de los tres problemas más importantes para una cuarta parte de la ciudadanía (el quinto más mencionado en esas posiciones); y para un 24% la implicación de España en su lucha debería ser “completa”, siendo la posición media en una escala 0-10 en la que 0 sería “ninguna” implicación un alto 7,4. Por debajo del 5 no hay ni una décima parte de la ciudadanía.

 

Las posiciones moderadas son las más frecuentes en el dilema en torno a la renuncia a libertades individuales para luchar contra el cambio climático: más de la mitad de la población estaría en los puntos 4-5-6 en una escala 0-10 en la que 0 sería máxima prioridad al cambio climático y 10 a las libertades individuales. Ahora bien, si se mira por mitades, un tercio de la población preferiría la primera opción (37%) y otro tercio (36%) opta por las libertades individuales. Esta división es más simétrica que la observada con otros debates, como la política económica o la migratoria. 

 

Bajando al nivel de políticas concretas, con un foco en el transporte, los combustibles y la producción agrícola de carne como debates que han acumulado atención en España: 

→  En abstracto, una mayoría relativa de españoles está a favor de más impuestos a empresas o a individuos para luchar contra el cambio climático, aunque las posiciones intermedias en la escala son otra vez las más frecuentes. 

→  Además, cuando bajamos a lo específico, resulta que la mayoría (en esta ocasión mucho más clara y escorada hacia las posiciones a la contra) se opondría a subir impuestos al consumo de carne (68,5%; con 36% muy en contra), la gasolina (64%; con un 34% muy en contra), o de matriculación a vehículos grandes (43%). 

→  La oposición sobre prohibiciones es más acusada en el transporte: 55% contra la prohibición de vehículos diesel (25% muy en contra), 47% con los camiones, 49% contra vetar la compra de carne no ecológica. Sin embargo, hay una mayoría relativa a favor de prohibir las macroexplotaciones de carne (46%). 

 

Dividiendo estas posiciones según partido, resulta que: 

La percepción de los españoles sobre los principales partidos es que las posiciones expresadas por éstos están divididas en torno al cambio climático, esta división se considera menor que en otras políticas públicas. 

→  En contraste, la división de la propia ciudadanía en función de su recuerdo de voto es mayor, y es especialmente intensa en lo que respecta a la regulación sobre macrogranjas (mayor distancia entre votantes de UP y Vox) y, en menor medida, respecto a las prohibiciones o aumentos impositivos sobre vehículos grandes o diésel. 

 

Los factores socioeconómicos también juegan un papel importante en el posicionamiento de cada ciudadano: 

→  Las mujeres prestan más importancia al cambio cimático, están más dispuestas a renuncias y asumen posiciones de política pública más favorables a la lucha del cambio climático que los hombres, especialmente en cambiar el propio estilo de vida, redirigir gasto público a este objetivo, y prohibir las macroexplotaciones de carne. 

→  Los jóvenes (menores de 35) también le otorgan más importancia al cambio cimático  y tienen mayor disponibilidad a renuncias en comparación con los de más edad, aunque la linearidad se difumina en medidas específicas como el impuesto a la gasolina (más en contra los de mediana edad). 

→  Las clases sociales de profesionales con alto nivel educativo tienden a estar sobre-representadas en la preocupación por el cambio climático, y se muestran más dispuestas a renuncias a favor de la acción colectiva, con salvedades como la renuncia al estilo de vida. La oposición a prohibiciones e impuestos concretos es más alta entre las clases mediastrabajadoras.  

→  Los habitantes de municipios pequeños tienden a otorgar más, no menos, importancia al cambio climático, y no están necesariamente menos dispuestos a renuncias específicas que los de grandes ciudades. La oposición a prohibir coches diésel en contraste sí es mucho más alta en municipios de menos de 50.000 habitantes, pero no así la prohibición de macroexplotaciones de carne, cuya favorabilidad está más dividida.

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