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Una victoria británica

El Gobierno salió el primero al mercado, negoció bien los precios y los plazos de entrega
El Ideal | | 3 min read

El Reino Unido se ha convertido en el país europeo con más éxito a la hora de vacunar a sus ciudadanos contra la covid-19. Más de 20 millones de británicos han recibido la primera dosis y el ritmo de vacunación ha llegado ya a las 400.000 personas al día. La previsión es que antes de verano se consiga el objetivo de inmunizar a la mayoría de la población. Las UCI de los hospitales ya están empezando a notar los efectos de la campaña masiva y empieza a verse la luz al final del túnel. Es cierto que una de las dos vacunas administradas es de producción británica, pero el acierto del Gobierno de Boris Johnson se ha basado también en otros factores. Fueron los primeros que salieron a comprar en el mercado internacional, negociaron bien los precios y las cantidades, así como las obligaciones de entrega. El contraste es mayúsculo con el pésimo papel de la Comisión Europea y la pasividad de los 27 Gobiernos continentales a la hora de participar en la operación estratégica de avituallamiento. Lo llamativo del caso británico es que el éxito de las vacunas se ha producido a pesar del descontrol desde marzo de 2020 en la lucha contra el virus, con un Gobierno desbordado, que improvisaba medidas contradictorias para proteger las vidas y salvar en lo posible la economía. Se podría decir que en el caso de la vacunación ha vuelto el pragmatismo anglosajón, desaparecido durante la emotiva y caótica negociación del 'brexit' durante los últimos cuatro años y medio. No solo el Gobierno, sino la sociedad entera ha aceptado que la única salida del laberinto es acceder cuanto antes a los virales. Se ha fijado esta única prioridad y el sistema de salud nacional, el mítico NHS, ha dado lo mejor de sí mismo. ¿Supone este giro que Johnson va a decidir gobernar a partir de hechos y políticas contrastadas Parece que el éxito de las vacunas no servirá para desmontar la propaganda nacionalista y será un elemento más de exaltación nostálgica de una 'Global Britain', libre de ataduras y restaurada en su gloria pasada.
La señal más evidente de que no hay aprendizaje son las tensiones con Bruselas por la falta de cumplimiento completo de los acuerdos que culminan el 'brexit'. Londres no quiere activar del todo las medidas que crean una frontera intrabritánica, tal y como exige el Protocolo sobre Irlanda del Norte para poder garantizar la libre circulación en la isla de Eire. El éxito de la vacunación por ahora no es suficiente para acabar con el virus populista.