Teletrabajo en España: de dónde venimos y a dónde vamos

Raquel Sebastián
3 Dic, 2020

EsadeEcPol | Policy Insight

 

Este documento forma parte de la línea de investigación de Futuro del Trabajo, dirigida por Manuel Hidalgo

 

Resumen ejecutivo

  • En este Policy Insight analizamos en qué medida nuestra economía está preparada para el trabajo desde casa, cómo ha sido la evolución del teletrabajo en España durante la última década y qué políticas pueden mejorar nuestra capacidad de adaptación a la transformación digital.
  • España ocupa el puesto 21 entre los países de Europa en teletrabajo, estando 7,6 puntos porcentuales por debajo de la media europea. Este hecho diferencial se explica principalmente por el teletrabajo esporádico («trabajar algún día desde casa»), que en España muestra registros muy bajos comparativamente.
  • Contra lo que podría pensarse, la mayor brecha en teletrabajo con la UE no se explica por diferencias en la estructura económica (mayor incidencia de pymes, por ejemplo), sino en trabajadores donde sería esperable una mayor flexibilidad, con mayor nivel educativo o directores y gerentes en grandes empresas.
  • También existen diferencias significativas por género: mientras que los hombres teletrabajan más que las mujeres, son estas las que potencialmente podrían teletrabajar mucho más, dadas las ocupaciones que ostentan. La brecha se manifiesta también según tipos de contrato: los trabajadores con un contrato permanente a tiempo completo son los que menos trabajan desde casa de forma esporádica.
  • No existe evidencia de que el teletrabajo merme la productividad y en cambio, las ventajas del teletrabajo pueden ser muchas, por ejemplo en el ámbito de la conciliación laboral o la despoblación, y sobre todo en las grandes ciudades, al reducir la congestión en términos de tráfico rodado, contaminación (por las calefacciones y coches) y presión sobre el mercado de la vivienda.
  • Algunas políticas que podrían contribuir a avanzar en un cambio de paradigma hacia una menor presencialidad incluyen:
    • Reconsiderar la omisión del personal laboral de las Administraciones Públicas (AA.PP.) en la legislación recientemente aprobada. El plan Next Generation EU permitiría modernizar y dotar a nuestras AA.PP. de las capacidades (técnicas y humanas) para adaptarse a esta nueva realidad, por lo que su aprovechamiento y regulación permitirían un impulso decisivo. Asimismo, se debe aclarar quién se ve afectado por la ley, pues en estos momentos la norma se aplica al trabajo desarrollado a distancia de manera regular, dejando de lado el teletrabajo esporádico que es el que nos distancia de la media europea.
    • Más allá de la nueva ley, España necesita políticas a largo plazo basadas en la educación y la capacitación. Una política dirigida a mejorar las cualificaciones bajas y medias ayudará a conciliar (y aprovechar) el progreso tecnológico con la implantación del teletrabajo. Necesitamos una formación más adecuada a las exigencias del mercado laboral.
    • Por último, necesitamos un cambio de paradigma en lo que a conciliación y racionalización de horarios se refiere. Esto implicaría un cambio en los modos de gestionar los recursos humanos que requiere de una implicación decidida también por parte del sector empresarial.
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