¿Qué sabemos sobre los efectos de modificar las prestaciones y los subsidios por desempleo en España?

Ángel Martínez Jorge
3 Dic, 2023

En la nueva legislatura se está abriendo un debate sobre la reforma del sistema de prestaciones y subsidios por desempleo, con visiones aparentemente contrapuestas incluso dentro del propio Gobierno.

Recogemos aquí la evidencia publicada más relevante que identifica efectos causales de reformas recientes para España, que permiten anticipar qué efectos podrían tener reformas en este ámbito:

  • La reducción progresiva y escalonada implementada en la reforma de 2012 de las prestaciones de desempleo a partir del sexto mes incrementó significativamente la probabilidad de retorno a la fuerza laboral (+41%). El efecto fue más significativo para hombres, trabajadores de más de 30 años y con hijos, sin observarse reducción de salarios en los nuevos empleos (Rebollo-Sanz y Rodríguez Planas).
  • El incremento de la edad mínima para percibir el subsidio extraordinario de desempleo de 52 a 55 años también incrementó la probabilidad de volver a ocuparse: en un +12% durante el primer año (según Domènech-Arumú y Vannutelli); y hasta en un a +83% a lo largo de los tres primeros años (según Arranz y García-Serrano).
  • Ahora bien, esta última modificación en el subsidio implicó costes según estos mismos estudios:
    • Un incremento variable pero significativo de la probabilidad de abandonar por completo del mercado laboral.
    • Una reducción salarial del entorno del -8%.
    • Una menor hospitalización por lesiones (-13%) o diagnóstico de problemas de salud mental (-2p) para hombres que mantuvieron el subsidio.

Una preocupación razonable en este debate sería que reducir prestaciones podría ser una política regresiva, algo que se desprende de observar que, según los datos de la Encuesta de Condiciones de Vida, los subsidios y prestaciones suponen un volumen notablemente mayor de la renta de los hogares de menos. Sin embargo, los eventuales efectos en generación de empleo podrían compensar cualquier regresividad de partida.

Esto sería especialmente cierto si se complementara el cambio con una reforma más ambiciosa y profunda que las recientes sobre las políticas activas de empleo, incluyendo, pero no limitado a los servicios de formación. A la espera de medir y evaluar los efectos de la recientemente aprobada Ley de Empleo, España tiene un amplísimo margen de mejora en potenciar acciones de apoyo integral, personalizado, centrado en la orientación y en el mejor encaje entre oferta y demanda de trabajo para romper ciclos de desempleo de larga duración y “trampas de bajas habilidades” que afectan de manera diferencial precisamente a aquellos perfiles laborales más vulnerables.

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