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Aprender a emprender

La palabra emprender despierta todavía recelos en algunas personas. Relacionamos muchas veces emprender con ser empresarios o crear una empresa
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La palabra emprender despierta todavía recelos en algunas personas. Relacionamos muchas veces emprender con ser empresarios o crear una empresa. Por ello, no nos preocupamos por desarrollar nuestra habilidad emprendedora. Pensamos que es algo que no necesitamos.

Sin embargo, es importante aprender a emprender. No hablo de ser empresarios, sino de entrenar una habilidad que consiste en  desarrollar la capacidad de la persona para transformar las ideas en actos.

Si lo único que sabemos del futuro es que será diferente, es evidente que las personas con más sentido de la iniciativa y más proactivas tendrán mayores probabilidades de éxito. De hecho, la habilidad emprendedora es ya una de las habilidades más demandadas por las empresas en muchos procesos de selección.

La habilidad emprendedora es un activo estratégico esencial para nuestro crecimiento personal, empresarial y social. Es necesario fomentar la habilidad emprendedora. Porque nos ayuda de forma individual a afrontar nuevos retos y porque necesitamos proyectos que ayuden a la humanidad, que generen riqueza y que mejoren nuestro mundo. Vivimos un momento en el que toca fomentar e incentivar, de verdad, la cultura emprendedora
El ser humano, emprende cada día. Cada uno en su parcela personal. Así que hay que fomentar esa habilidad y adaptarla a los nuevos tiempos. Porque es más necesaria que nunca. Y no, no se trata de ser empresarios…

¿Harías algo que no has hecho nunca?
Si te preguntan si puedes hacer algo que no has hecho nunca, si debes resolver un problema que nunca antes se ha planteado… ¿qué vas a responder?

Es fácil encontrarte frente a una situación así. No es nada extraño. Vivimos en una sociedad en la que los cambios son constantes.
En generaciones anteriores, las personas aprendían una serie de técnicas y conocimientos que luego aplicaban a lo largo de toda su vida profesional. Su entorno era más estable, la velocidad de los cambios era más lenta.

Hoy, sin embargo, la realidad ha cambiado. El día a día en tu trabajo y en tu vida te obligan a intentar solucionar problemas que nadie te ha explicado antes cómo se resuelven. La vida profesional va sin manual de instrucciones en muchas ocasiones.Y en estas ocasiones, debe surgir tu actitud proactiva para solucionar el reto que aparece ante ti.

Esa es la actitud emprendedora. Esa habilidad emprendedora necesaria para estar preparados para trabajar con tecnologías que hoy todavía no están creadas, para desarrollar profesiones que todavía no existen y para resolver problemas que hoy todavía no están planteados. Es evidente que, para poder afrontar estas situaciones, no sirve repetir contenidos que hemos memorizado. Es necesario aportar algo más personal.

Si te atreves a aprender continuamente, a ser creativo y a proponer soluciones innovadoras… tienes actitud emprendedora. Eres capaz de mirar hacia el futuro con esa actitud.

Por eso, si te preguntan si harías algo que no has hecho nunca… contesta siempre que si. Como dijo Franklin Roosevelt: “Cuando te pregunten si puedes hacer un trabajo, contesta siempre que sí… y ponte enseguida a aprender cómo se hace”

Porque lo importante es la actitud. Y estoy convencida de que la actitud emprendedora es la que nos puede conducir a los mayores éxitos como personas y como sociedad.