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«Smart Cities», reto y oportunidad

ABC | | 4 min read

Casi todo pasa en las ciudades. Una afirmación que nunca ha dejado de ser verdad, pero que hoy es probablemente más verdadera y relevante que nunca. Las ciudades han sido durante siglos el crisol de la innovación, de la ciencia, del cambio y la transformación social, el motor del progreso y la semilla de lo nuevo. La densidad de la concentración humana en las ciudades estimula el cruce y la recombinación de ideas y talentos, transformando nuestra realidad cotidiana.

Sabemos que esta capacidad de transformación es exponencial respecto al tamaño de las ciudades. Siempre y cuando se den las capacidades y las condiciones, urbes más grandes producen una mayor cantidad de innovación, de nuevas propuestas empresariales y de progreso. Sin embargo, es esta misma densidad la que condiciona, limita y a menudo degrada la vida de sus habitantes. Las ciudades se mueven en la tensión entre los beneficios del crecimiento y los inconvenientes de la masificación. Este crecimiento viene de la mano de la movilidad y el diseño de las ciudades se encuentra íntimamente ligado a la solución de esta tensión.

En las últimas décadas hemos asistido a una explosión de posibilidades de la mano de las tecnologías digitales y la inteligencia artificial, que nos permiten redefinir muchos aspectos nucleares de las ciudades. Una redefinición que es a la vez reto y oportunidad para nuestras urbes y tejido empresarial.

La movilidad es una de las áreas que está sufriendo un cambio más patente y acelerado. El transporte compartido bajo demanda, ya sea con o sin conductor, los patinetes eléctricos, en un futuro no muy lejano las aplicaciones móviles que integran todos los servicios de transporte y los coches y autobuses autoconducidos nos pueden permitir una mayor movilidad a menor coste y menos vehículos. Una adecuada gestión de todas estas posibilidades nos permitiría liberar una cantidad importante de espacio público hoy en día usado por el automóvil que podría destinarse a otros fines como espacios verdes o equipamientos públicos, mejorando la vida de la gente y multiplicando la oferta de servicios.

Por primera vez en muchos años es posible redefinir la ciudad. Un ejemplo de esta línea de trabajo son las «superilles» barcelonesas que agrupan varias manzanas creando áreas peatonales o el centro peatonal de Madrid.

No es sólo la movilidad; las empresas y las startups han cambiado su ubicación. Las tecnologías digitales han trasladado a código buena parte de las funciones que antes desarrollaban equipos humanos. Son empresas más pequeñas, más eficientes, con una productividad altísima. Las startups digitales ya no necesitan centros de datos porque todo, absolutamente todo, está en «cloud». Las startups y las empresas han vuelto a la ciudad, en muchos casos a su centro, que se ha convertido en un vivero de actividad y emprendimiento. La innovación tiene su geografía, a partir de la que se diseñan distritos de innovación donde se maximizan las colisiones, los encuentros, la generación de nuevas ideas. Este diseño se hace a partir de datos, donde más allá de la gente que vive se piensa en la gente que usa y usará la ciudad. Este es un fenómeno global: las startups han vuelto al centro de las ciudades en San Francisco, Nueva York, Londres, Berlín y también Madrid y Barcelona. El empleo, especialmente el de calidad y de futuro se sitúa allí y no en las empresas industriales cada vez más automatizadas. Una ciudad que no lidera la innovación es una urbe sin futuro; por ello las «Smart Cities» tienen cada vez más en cuenta el diseño de ese futuro.

La movilidad y la innovación son dos ejemplos, entre otros muchos. Por ejemplo, el urbanismo de los datos, el «City Brain» chino que regula y mejora la movilidad, la participación ciudadana con proyectos como Decode, el uso de sensores, la transformación digital de la administración de las urbes en Estonia o proyectos de gran envergadura como el Waterfront de Toronto de Sidewalk (Alphabet). Un reto y una oportunidad de transformación, también para nuestras empresas, que no nos podemos permitir no afrontar.

Esteve Almirall es profesor titular del Departamento de Operaciones, Innovación y Data Sciences de Esade.