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La automatización de procesos, punto de encuentro para empresas, start-ups y despachos de abogados

Eugenia Navarro, profesora de ESADE Law School, modera un debate sobre la relación entre start-ups, despachos de abogados y empresas en un entorno con un protagonismo creciente de la legaltech
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La automatización de procesos se ha convertido en el primer punto de encuentro entre empresas, start-ups y despachos de abogados, según han coincidido en señalar los protagonistas de la jornada sobre innovación jurídica que ESADE y Lefebvre han celebrado en ESADEFORUM, con la cual ha concluido el ciclo de encuentros de innovación y tecnología de este curso. Carlos Álvarez, director de Innovación de Gómez Acebo&Pombo; Mercedes Blanco, vicepresidenta del Consejo Mundial de Desarrolladores e Inversores de FIABCI International Real Estate Federation, y Alejandro Esteve de Miguel, CEO de Bigle Legal, junto con Eugenia Navarro, profesora de Estrategia y Marketing Jurídico de ESADE Law School, han debatido sobre los puntos comunes y las sinergias que mejor funcionan entre los principales actores del sector de la legaltech.

“El 80 % de lo que hace un abogado júnior es automatizable”, ha advertido Carlos Álvarez, en referencia a los trabajos repetitivos que actualmente ya pueden realizar programas informáticos, como transcribir actas o hacer acciones de copiar y pegar en contratos. “Si una start-up está quitando clientes a un despacho, ello significa que este servicio no lo deberíamos estar prestando porque es automatizable”, ha añadido, al tiempo que ha recordado que los despachos “queremos centrarnos en las labores más densas y en aquellas en que el abogado puede aportar mayor valor añadido”. Ha coincidido con él Mercedes Blanco, que ha recordado que “trabajamos con personas, así que si podemos centrarnos en las personas y automatizar otras tareas, mejor”.

Una de las preocupaciones de los despachos es la transformación tecnológica que está llegando a las empresas, que ya trabajan con metodologías Agile y necesitan soluciones en muy poco tiempo. “Esto obliga a los despachos a cambiar y a adaptarse a sus necesidades y su ritmo”, ha apuntado Carlos Álvarez, al tiempo que ha recordado que “la forma de trabajar de los abogados ha cambiado poco en los últimos 20-30 años”.

En este sentido, Alejandro Esteve de Miguel ha subrayado que “hay muchas herramientas que se pueden incorporar al día a día de los abogados. Pero la tecnología cada vez cambia más rápidamente. En Bigle Legal, cada dos años cambiamos de tecnología, mientras que las empresas intentan mantener el software que ya tienen, que se va quedando obsoleto”.

Un sector en transformación

“Hay unas 3.000 start-ups en el sector legal, en un mercado que seguramente no es tan grande”, ha señalado Carlos Álvarez, que ha reflexionado sobre el enfoque que adoptan muchas de estas nuevas empresas. “Muchas start-ups están intentando entender cómo trabaja el abogado y buscan automatizar este trabajo, pero seguramente sería más interesante cambiar la forma de trabajar de los abogados”, ha apuntado, pese a reconocer que se trata de un colectivo con una gran aversión al cambio.

Bigle Legal, por ejemplo, ofrece un servicio de automatización de documentos para abogados, notarías o inmobiliarias. Según Alejandro Esteve de Miguel, “vamos hacia un modelo en que la estandarización de los servicios va a dar un mayor peso al asesoramiento tradicional”. La innovación en el sector y la aparición de nuevos actores están haciendo que los despachos se doten de nuevas herramientas y revisen la prestación de sus servicios.

Formación dual

Todas estas sinergias y los cambios que se van a producir en el sector ya se reflejan en los perfiles que incorporan los despachos de abogados y, especialmente, las start-ups del sector. “En Bigle Legal, somos cinco abogados, pero la mayoría de los miembros del equipo son ingenieros informáticos. A la hora de incorporar talento, tenemos en cuenta la excelencia, la innovación y las ganas de permanecer fuera de la zona de confort”, ha apuntado Alejandro Esteve de Miguel, cuyas afirmaciones también han suscrito Mercedes Blanco y Carlos Álvarez, que ha insistido en la necesidad de encontrar “personas con un alto potencial y un perfil dual ingeniero-abogado”.

“¿Deben los abogados programar smart contracts?”, se ha preguntado Carlos Álvarez. Y su respuesta ha sido tajante: “Definitivamente no”, puesto que, como ha recordado, hay ingenieros expertos en estas herramientas en que “nada puede fallar”. Aunque ha añadido que “los abogados deben tener conocimientos básicos para conocer las herramientas que programan los ingenieros” y ha insistido en que en el sector ya es imprescindible tener una formación básica en herramientas de legaltech.