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Tres almas republicanas

ABC | | 2 minutos de lectura

En el Capitolio han comenzado los debates del juicio político para destituir a Donald Trump. Es una controversia que pone ante el espejo al partido republicano, con el alma escindida en tres partes. El magnate neoyorquino ganó la nominación contra la vieja guardia, horrorizada por la combinación de populismo y la improvisación constante de insultos y ocurrencias del insospechado candidato.

Una vez en la Casa Blanca, estos republicanos han hecho gala de pragmatismo. Su recompensa ha sido bajadas de impuestos y la desregulación de la economía en sectores como finanzas, energía o medio ambiente. «América está abierta para hacer negocios», en palabras del presidente actual, que ya podría aprender algo más del Calvin Coolidge al que emula, partidario del mercado pero también ejemplo de valores cívicos. Otro tercio de republicanos proceden de la América conservadora, olvidada en las ciudades costeras. Votaron en 2016 por Trump al prometerles el control sobre los nombramientos judiciales y proteger su visión de la familia, inspirada en valores religiosos.

El resto de votantes republicanos pertenecen a la clase trabajadora, muchos antiguos demócratas. Sufren con la competencia global y la disrupción digital y compran el populismo y la xenofobia diseminados a golpe de tuit desde la Casa Blanca. Increíblemente ven en el millonario Trump, orgulloso de no haber pagado impuestos, un campeón de los desheredados. Sus representantes en el poder legislativo recitan el argumentario presidencial, que compara el «impeachment» con un linchamiento.

Si la Cámara de Representantes acaba por desencadenar el juicio político, será muy difícil que en la Cámara Alta al menos veinte senadores voten contra su jefe político junto a la minoría demócrata. Por ahora, solo tres, con Mitt Romney a la cabeza, se han mostrado dispuestos a llegar tan lejos. La mitad de la población es favorable a la destitución, pero la clave son los Estados en los que se decidirá las elecciones presidenciales. Los demócratas siguen añadiendo candidatos a sus primarias -dos pesos pesados esta semana, Michael Bloomberg y Deval Patrick- un mal síntoma. Los republicanos, partidarios o no del «impeachment», saben que en 2020 Trump solo compite contra sí mismo.