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Riesgo de contagio

La Vanguardia | | 3 min read

Cuando Wall Street sufre un catarro, las bolsas de Europa contraen una pulmonía. El viernes 12 de octubre, el índice Dax perdía en lo que va del año más del 11%; el Ibex 35, el 12,5%. El Nasdaq ganaba el 17%. Se esperaba con ansiedad que se cumplieran las expectativas de buenos resultados del tercer trimestre y el oxígeno diera vuelos a S&P 500. No fue así, aunque los grandes bancos respondieron por encima de lo esperado. ¿Financiaron la campaña del presidente?  El mayor, JP Morgan, ganó un 24% más que en el tercer trimestre del 2017. El grupo de bancos dedicados a financiar el consumo ganó un 60% más, pero su volumen es la mitad que JP Morgan. El sector de las tecnológicas dio la sorpresa negativa, pero las acciones no pueden doblar su valor en pocos meses. 

En medicina, un buen diagnóstico mejora la salud del paciente. En bolsa, eso no es suficiente, porque Wall Street estaba al final del ciclo alcista más largo, desde marzo del 2009. A partir de entonces, el banco central (Fed) empezó a imprimir billetes día y noche. El Nobel Friedman lo llamaba tirar dólares desde un helicóptero, y se creó una euforia que multiplicó por cuatro los índices hasta que llegó "el vértigo de las alturas". La economía americana se recalentaba; el paro era el más bajo desde 1969 (3,7%) y el pánico se apoderó de los que vieron cómo la Fed aumentaba los tipos oficiales. La mayoría pensó que la deuda del Tesoro podía perder valor y la vendieron en masa. En estos casos se dice: el último dólar, que lo gane otro. El resultado fue que se ganaba más por el rendimiento que daban los bonos del Tesoro que por los dividendos de las acciones. Y eso provocó la estampida bajista del 26 de enero, que también llegó al Ibex 35 y otras bolsas. Los cortafuegos no frenaron el incendio. Aumentó la incertidumbre, y el índice VIX -que mide el nivel de miedo- se duplicó a 30 puntos. La guerra comercial de Trump fue como echar gasolina a un bosque en llamas. La gobernadora del FMI alertó al presidente de que el comercio mundial se reduciría y de que en esas guerras todos pierden. 

The Economist dedicó su portada a La próxima recesión. No sabemos cuándo, pero, si llega, los bancos centrales podrían tener pocos recursos para atacarla. El virus podría contagiarnos, pero los antibióticos no son eficaces. ¿Lo presienten los inversores? En España y otros países algunos vendieron sus carteras de acciones. Quizá pensaron que por ahora mejor tener liquidez para comprar barato más adelante. A largo plazo la bolsa siempre se recupera, y las ganancias se obtienen al comprar en el mejor momento. Algunos compraron acciones anticíclicas, y en Japón, Alemania, Italia y Suiza las acciones de los fabricantes de robots se revalorizaron frente a las pérdidas de otras industrias.