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Draghi gasta su munición para evitar otra crisis

Estamos en manos de los bancos centrales y las medidas de Draghi son oportunas y contundentes
Expansión | | 5 min read

Lo mejor de las ruedas de prensa del presidente Draghi son las preguntas de los periodistas. Uno le preguntó: “Nos ha presentado sus hipótesis sobre la fuerte pérdida de pulso del crecimiento económico de la zona euro y sus estimaciones sobre el comportamiento de la inflación. ¿Significa eso que Estados Unidos y China van a llegar a un acuerdo comercial o no?” La respuesta de Draghi fue que el BCE ha tenido en cuenta las consecuencias de las políticas proteccionistas que hasta ahora se han producido, pero sus proyecciones sobre el futuro no tienen nada que ver con el posible resultado de las negociaciones entre esos dos países.

Draghi no está dispuesto a que su mandato (que finaliza en octubre) coincida con el estallido de una nueva crisis financiera. Va a gastar toda su munición para evitar otro choque, y su estrategia es un ataque en toda regla en los siguientes frentes: (1) las pymes son las que crean más empleo y antes responden ante una caída de la demanda, y el BCE dará crédito a los bancos que presten a estas empresas; (2) no aumentará los tipos de interés y a partir de septiembre y hasta marzo de 2021 concederá cada trimestre financiación a dos años (lo que se denomina TLTRO-III); esas operaciones de préstamo a la banca favorecerán el crédito y transmitirán la política monetaria dirigida a que la tasa anual de inflación se acerque al 2%, pero sin sobrepasarla; (3) los bancos podrán acceder a esas operaciones de préstamo del BCE hasta el 30% de su stock de préstamos computables hasta el pasado 28 de febrero y a una tasa indexada a los tipos de interés en las principales operaciones de refinanciación sobre la vida de cada una de ellas; y (4) el BCE seguirá manteniendo las subastas a tipo fijo mientras sea necesario y, como mínimo, hasta el período de mantenimiento de reservas (marzo de 2021). Por último, las inyecciones serán generosas: recomprará los títulos a vencimiento y no venderá los que tiene en sus arcas hasta que no aumenten los tipos de interés. Mejor impensable.

Es posible que los bancos esperaran un aumento de los tipos, porque su margen neto de intereses es demasiado estrecho y las comisiones no bastan para mejorar las cuentas de resultados, aunque haya bajado la morosidad y hayan vendido activos no rentables. Pero la reacción en Bolsa del mismo día fue de importantes pérdidas, que se sumaron a las de otras sesiones poco favorables para la banca. Sabadell bajó un 7,25%, Bankia un 5,33% y los tres grandes cedieron más del 3%. Ayer viernes seguían perdiendo, pero menos. Los bancos ganan cuando aumenta la actividad, mejora la Bolsa y crecen los intereses netos y las comisiones de los fondos de inversión colectiva y los fondos de pensiones, aunque cada vez se parecen más a una compañía de seguros que se dedica a prestar dinero y a gestionar las carteras de los clientes. Los bancos españoles no pueden tener el modelo de la banca de Estados Unidos, donde las hipotecas se conceden sobre lo que rinden los bonos del Tesoro a diez años (3%) más fuertes márgenes. Y no sólo por eso: las mantienen poco tiempo en sus balances y las revenden en Bolsa y ganan ahora más que antes de la crisis de 2007.

Preocupaciones coincidentes

La preocupación de los bancos españoles guarda sintonía con la de Draghi. En el Comité Ejecutivo del BCE del mes de diciembre pasado se proyectaron tasas esperadas de crecimiento del PIB de la zona euro que no tienen nada que ver con las que se han registrado. En el cuarto trimestre del pasado año, el PIB real creció un 0,2% trimestre sobre trimestre, y apenas un 0,1% en el tercer trimestre. En 2019 los datos no son optimistas y desde diciembre Italia ha entrado en recesión (después de años de tener una curva plana y bancos con serios problemas), mientras que las exportaciones de Alemania cayeron por las políticas altamente proteccionistas del presidente Trump.

 Por otra parte, el motor de Europa puede tener más dificultades, pues se confirma que las exportaciones de China cayeron un 20,7% en febrero respecto al mismo mes del año anterior. El comercio mundial se contrae y cuando lo hace disminuye el crecimiento real de la mayoría de los países industrializados. Estamos en manos de los bancos centrales y las medidas del presidente Draghi han sido oportunas, contundentes y pueden ser un cortafuego ante las consecuencias del proteccionismo de Donald Trump.