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El reto de consolidar la internacionalización

Uno de los cambios estructurales recientes más relevantes de la economía española es, sin duda, la significativa internacionalización de una parte del tejido empresarial
Harvard Deusto Business & Technology | | 2 minutos de lectura

Cabe mencionar el peso de las exportaciones sobre el PIB (33%), el fuerte incremento de las empresas que exportan de manera regular (de 39.641 en 2008 a 49.792 en 2016, según el ICEX) y las cerca de 3.600 empresas que cuentan con una o más filiales en el extranjero.

Sin embargo, el escenario a medio plazo presiona hacia una ralentización en los tradicionales mercados de exportación (casi el 80% de las exportaciones se concentran en la UE, el resto de Europa incluyendo Turquía y Rusia, y América Latina), a lo que hay que añadir las incertidumbres geopolíticas (políticas comerciales de la administración Trump, el brexit, o las tensiones de la UE con Rusia y con Turquía). Por otra parte, el mayor dinamismo de las economías emergentes presenta tanto riesgos como oportunidades. Frente a la creciente competencia proveniente de las empresas de estas economías, en especial las asiáticas, el desarrollo económico de estos países se está traduciendo en un importante aumento de sus clases medias. Dada la distancia geográfica, económica, cultural e institucional, disponer de filiales comerciales y, según los casos, productivas, puede ser un requisito necesario para aprovechar dicha oportunidad.

En resumen, para muchas de las empresas españolas que exportan regularmente, consolidar su internacionalización probablemente implicará alguna o varias de estas actuaciones: diversificar mercados más allá de la UE, desarrollar productos y servicios innovadores y adaptados a esos mercados, internacionalizar sus marcas, y disponer de filiales en el exterior.