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Pactar como Italia y Portugal

Grupo Vocentro | | 3 minutos de lectura

España es uno de los mejores países del mundo para vivir, pero desde hace unos años algo no funciona en nuestro sistema político. Con el paso del bipartidismo la competencia entre seis partidos, a los viejos y los nuevos políticos les cuesta pactar a nivel nacional. Con frecuencia prefieren poblar su discurso de principios inmutables y caen en la tentación de vivir en cámaras de eco, tal vez un efecto nocivo de la experiencia digital. La mayoría de los españoles tiene una sensibilidad política moderada, por mucho que la socorrida imagen de la polarización se utilice para explicar lo que pasa. La repetición de elecciones cada poco tiempo -cuatro en cuatro años- desgasta la confianza en los líderes y tiene efectos dañinos sobre la economía y la reputación exterior. El coste de oportunidad, además, es muy alto en un momento europeo delicado, con el 'brexit' en ciernes, Alemania a la búsqueda de socios serios y fiables y una nueva Comisión a punto de empezar su trabajo.

Conviene mirar a dos países europeos de los que podemos aprender algo. Italia y Portugal aparecen en los rankings internacionales como democracias menos avanzadas que la española. Sin embargo, en ambos se vive la cultura del pacto con naturalidad. Ni en Lisboa ni en Roma los políticos tienen que renunciar a sus principios para llegar a alianzas razonables que hagan posible la gobernabilidad. Por el contrario, su idea de servicio al bien común incluye ponerse de acuerdo sobre quién debe encabezar el poder ejecutivo. En el caso italiano, este verano pudimos ver una voladura controlada de la coalición populista sustentada por los partidos de los extremos. La operación se ejecutó de forma magistral bajo la batuta del presidente Sergio Mattarella. La Liga Nacional, con pulsiones cada vez más fuertes xenófobas y antieuropeas, fue enviada a la oposición. El primer ministro Giuseppe Conte jugó su carta de independiente para lograr el respaldo de los Cinco Estrellas más el centro izquierda.

En Portugal, el socialista António Costa acaba de revalidar la mayoría tras gobernar una legislatura entera con el apoyo parlamentario de la extrema izquierda. Hace cuatro años nadie daba mucho por el antiguo alcalde de Lisboa. Pero con pragmatismo y tesón, Costa ha pactado a izquierda y derecha las medidas suficientes para reactivar la economía después de la gran crisis y el rescate. Uno de los argumentos con los que ha pedido el voto ha sido la advertencia de que su país no debería entrar en la misma situación de bloqueo de España. Nuestro país asombró al mundo durante la transición a la democracia, un modelo para tejer consensos admirado y envidiado en todas partes. Nos falta confianza en nosotros mismos para llegar a acuerdos nacionales y aceptar que los pactos políticos no tienen por qué ser un juego en el que unos ganan y otros pierden.