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Draghi recorta tipos; llega la hora de los Gobiernos

Expansión | | 4 minutos de lectura

El presidente Draghi ha valorado la creciente incertidumbre que transmiten  las crisis geopolíticas y un proteccionismo que no parece tener límites.  Como ocurrió en sus casi ocho años de mandato, lo  relevante surgió en la rueda de prensa y puso en claro cuál es el papel de un banco central.  Repitió que las políticas monetarias  hicieron posible que en pocos años se crearan 11 millones de puestos de trabajo, pero ahora el peso de la carga depende de los gobiernos, porque el dinero lo distribuyen los presupuestos generales de los  países miembros y el BCE lo gestiona.   Si no mejora la productividad no será posible que aumente el crecimiento potencial de cada economía, creando una demanda que no depende del BCE sino de cada país para reducir los flancos más vulnerables. 

Llegó la hora de que los gobiernos creen la demanda necesaria para crear más empleos.  Deberán hacerlo los que estén poco endeudados y tengan presupuestos equilibrados.  Y para eso se mantienen los mismos tipos de interés: 0% para la refinanciación de operaciones y 0,25% para los préstamos del BCE de tipo marginal.

Se recuperan las operaciones de inyecciones de liquidez.  A partir del 1 de noviembre el  BCE comprará   cada mes 20 mil millones de euros en bonos, por encima de los 2,6 billones que mantiene en cartera.  Ahora bien, cuando los bonos que se emitieron en años anteriores lleguen a su vencimiento se reinvertirán plenamente.  No se producirán ventas de la cartera actual.

Se introduce una nueva modalidad trimestral de operaciones de refinanciación (las TLTRO III), con vencimientos a dos y tres años y, bajo condiciones especiales, a tipos de interés que pueden ser tan bajos como el tipo medio de los depósitos de excedentes. Se trata de que la financiación llegue a las pymes, que son las que más empleo  crean.

Otros esperaban préstamos a coste nulo.  Incluso se citó la frase del premio Nobel M. Friedman cuando dijo que en momentos de dificultades un banco central tiene que lanzar dinero a espuertas desde un helicóptero.  Años más tarde, la Reserva Federal (Fed) casi lo hizo en la Gran Recesión, porque cuando se dio cuenta de que la  banca comercial no descontaba los pagarés  comerciales de las pequeñas empresas salió al mercado y descontó los pagarés de los talleres y tiendas de cada esquina.  Y la liquidez volvió al sistema.

No todo fueron buenas noticias. Los excedentes de liquidez (cubiertos los coeficientes legales) que se depositen en el BCE pagarán diez décimas más: el 0,50%.  Un periodista alemán le planteó al presidente Draghi que el presidente de un gran  banco alemán había dicho públicamente que la política de tipos negativos provocaría el colapso del sistema financiero de la zona euro.  Draghi contestó que primero deben digitalizarse los bancos y mejorar los ratios de costes sobre beneficios.

Para corregir los efectos colaterales negativos anunció un  sistema de tipos duales de manera que las carteras de los bancos que tengan exceso de liquidez quedarán exentas de pagar la tasa negativa por el dinero que depositen en Frankfurt.

Desde Nueva York  se apuntó  que cuando un banco americano deposita sus excedentes en la Fed cobra casi un 2% y  que las hipotecas se cobran sobre el tir de la deuda pública a diez años (por ahora positivos), más un margen suficiente.  El presidente Draghi reconoció que Europa tiene un sistema basado en la banca, mientras que en Estados Unidos los bancos transfieren a Wall Street sus carteras de préstamos y tienen menos necesidades de capital.

Se reducen las previsiones de crecimiento del PIB: 1,2% en 2019; 1% en 2020 y 1,5% en 2021.

Para concluir, mayor financiación (hasta que suban los tipos de  interés) y a tipos bajos. En la  bolsa, el sector de seguros y la banca tuvieron resultados irregulares. No se intervendrá en el mercado de divisas, a pesar del tuit de Trump, porque el BCE sólo tiene un mandato: conseguir la estabilidad de los  precios.