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Boris sin miedo

ABC | | 2 minutos de lectura

En muy pocas semanas, Boris Johnson ha conseguido dar la vuelta a las encuestas y situar al partido conservador en el primer puesto. Su gira por el Reino Unido ha funcionado, al transmutarse de frívolo cosmopolita en héroe local que corteja a la Inglaterra olvidada mientras multiplica las promesas de inversión pública. El paso siguiente sería convocar elecciones anticipadas el día después del Brexit para lograr el respaldo a sus alegres planes de salida no pactada de la UE. Sin embargo, su sprint populista puede llevarle a la autodestrucción. El arrojo y la capacidad de plantarle cara al conflicto son cualidades importantes en el ejercicio del poder, pero no tanto como el cálculo y la prudencia. Johnson se enfrenta ahora a la realidad exigente e incómoda de las reglas del juego tanto domésticas como europeas.

Con el propósito de frenar el Brexit salvaje del 31 de octubre, diputados de todos los partidos tejen una coalición que sustituya su gobierno por un gabinete de unidad. El asesor principal de Boris, Dominic Cummings, un Rasputín en toda regla, le aconseja acelerar en vez de pisar el freno y descartar por completo la tercera petición de prórroga y la búsqueda con cierto sosiego de una fórmula que controle los daños de la ruptura con la UE. Por el contrario, trata de convertir a la clase política tanto de Londres como de Bruselas en el enemigo externo. Este monje negro valora la crisis política y constitucional que se desencadenaría como una oportunidad de asentar un liderazgo revolucionario.

De este modo, Boris proclama que solo está dispuesto a sentarse con la UE si primero se excluye la salvaguarda irlandesa del tratado de retirada, sin explicar cómo garantizaría de modo indefinido una unión aduanera en la isla de Irlanda, esencial para los acuerdos de paz. Aunque el gobierno de los Brexiteers propusiera alternativas racionales y factibles para una salida que controle los daños, apenas queda tiempo. El complicado calendario político del otoño convierten los siguientes tramos del paseo triunfal de Johnson en un campo de minas. Paso firme en ruta hacia el invierno del descontento.