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Un demócrata que derrote a Trump

El Ideal | | 3 min read

Las elecciones presidenciales en Estados Unidos son mucho más que un asunto doméstico. La posible reelección de Donald Trump para un segundo mandato y sus efectos impredecibles en la economía y la seguridad global concentra todavía más la atención de todo el planeta en la política americana. El presidente se ha librado con celeridad del juicio político o 'impeachment' y ha demostrado que controla de modo férreo a los republicanos. Subido a la ola del pleno empleo y el crecimiento, cuida a tres grupos de votantes. Los trabajadores blancos, con los que conecta a través de tuits llenos de acusaciones en todas las direcciones y victimismo, los votantes de la derecha religiosa, a los que ha dado el control del nombramiento de jueces federales, y los republicanos clásicos, que quieren menos impuestos y una menor intervención en la economía.
Trump tiene a favor el sistema electoral que favorece a Estados pequeños y poco poblados, en los que la ventaja republicana es clara. Pero lo que más le ayuda en estas semanas es el caos en el campo demócrata, tras las primarias de Iowa y New Hampshire. Es posible que la media docena de aspirantes en liza llegue a la convención de julio tan divididos que solo entonces se pacte el cartel electoral. El candidato en cabeza, Bernie Sanders, se escora tanto a la izquierda que le daría hecha la campaña a Trump. Posiblemente pierda fuerza en el sur del país. Joe Biden, exvicepresidente de Obama, se ha hundido. Muchos de sus donantes piensan ya en apoyar a Michael Bloomberg, el billonario exalcalde de Nueva York, que ha entrado tarde en la competición pero con fuerza. Este centrista y antiguo republicano irrita profundamente a Tr ump. Bloomberg es un neoyorquino que de verdad ha tenido éxito empresarial y pertenece a la elite económica y social de la ciudad a la que el presidente ha aspirado siempre, sin conseguir ser aceptado.
La senadora de Minnesota, Amy Klobuchar, con un estilo directo, piensa que puede crecer al provenir de una circunscripción en liza, ya que las elecciones se deciden solo en siete u ocho Estados. Pete Buttigieg sería la auténtica sorpresa, un alcalde de una ciudad pequeña en Indiana con credenciales serias académicas y militares. Emula a Barack Obama y se presenta como un joven político sin conexiones con Washington y dispuesto a iniciar un ciclo de esperanza y renovación del país. Estos días cuando uno pregunta por sus preferencias a votantes demócratas -otro asunto son los militantes, más radicales- la respuesta suele ser «alguien que derrote a Trump».