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¿Quién mejor que Lagarde?

La Vanguardia | | 3 min read

Los economistas esperaban que el eje francoalemán eligiera un  experto en política  monetaria.  El presidente Trump prescindió de una economista de profesión y experta en política monetaria y la sustituyó por alguien sin experiencia en bancos centrales ni mercados monetarios. Dijo que era su amigo, lo que no ha impedido que le reproche que no baje los tipos de interés. Las bolsas celebraron el nombramiento porque esperan posiciones más  favorables para la renta fija.

Por ser abogada, y antes Ministra de Finanzas de Francia, no actuará en la soledad de las alturas, porque tendrá un Comité Ejecutivo con experticia.  Lo que quizás no habrían tenido otros candidatos sería lo que ahora necesita nuestro banco emisor.  Ella tuvo una acción  muy efectiva en los dos rescates de Grecia – una cuestión muy delicada – y más recientemente ha dado  respuestas  efectivas a la crisis monetaria de Argentina.  No rehúye las situaciones delicadas sino que sabe negociar con todos los protagonistas.

Hasta ahora el BCE se mantuvo al margen de la nueva forma de hacer política de Estados Unidos y China, donde importa más la geopolítica que lo monetario. Después del Brexit, Lagarde se encontrará con la quiebra de las reglas del comercio mundial y a la vez con un mundo con más monedas con las que tuvo que lidiar su antecesor. Como han señalado J. Pisani-Ferri Y G. Wolff (Brueghel), el euro deberá tener mayor peso en las transacciones internacionales.  Son necesarias tres condiciones: un mercado de capitales profundo y realmente integrado con el sistema bancario; en segundo término, el BCE deberá ser capaz de concertar líneas de crédito (permutas) que le conviertan realmente en un banco de último recurso para todos los bancos que dependen de su gestión monetaria y tercero, debe contar  con un verdadero activo seguro para  la zona euro.

Londres era el mercado al por mayor para los préstamos del  interbancario y los precio del Euribor se formaban entre los denominados creadores de mercado.   Los grandes préstamos, incluso en euros, se sindicaban con relativa facilidad  porque en Londres  coincidían tanto los grandes bancos americanos como los ingleses y los de la Zona  euro.

Los tipos de interés negativos tuvieron su razón de  ser para evitar que cayéramos en una caída generalizada de los precios de  bienes y servicios (las depresiones que durante dos décadas padeció Japón).  ¿Quiénes soportan esos tipos negativos? Según la Asociación Alemana de Banca, lo  pagan los bancos y cuesta miles de millones de euros) .  No favorecen el crédito a las  pymes, que son las que crean empleo, y en algún momento deberemos volver a la normalidad, una estrategia que requerirá de la capacidad de negociar que siempre ha demostrado Christine Lagarde en su liderazgo del FMI.