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La amistad con los pobres

El pasado otoño, el arzobispo de Canterbury y el presidente de los obispos metodistas británicos invitaron a miembros de varias iglesias cristianas y líderes de empresas extractivas multinacionales a debatir sobre la contribución de estas empresas al desarrollo socioeconómico
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El pasado otoño, el arzobispo de Canterbury (al frente de la Comunión Anglicana) y el presidente de los obispos metodistas británicos invitaron a miembros de varias iglesias cristianas y líderes de empresas extractivas multinacionales a debatir sobre la contribución de estas empresas al desarrollo socioeconómico. Fui invitado a este día de reflexión en Londres como representante de la Pontificia Comisión para la Justicia y la Paz.

El encuentro se centró en sesiones de discusión y plegarias. Los temas más candentes relacionados con las responsabilidades de empresas, gobiernos y comunidades fueron planteados abiertamente y debatidos apasionadamente. Las empresas extractivas despliegan una actividad que, a veces, perjudica el entorno y las comunidades locales; es por eso que en muchos casos el descubrimiento repentino en un país de un recurso natural valioso ha desencadenado cambios políticos y económicos que han resultado en una reducción del PIB de aquel país. Sin embargo, estas empresas juegan un papel insustituible en la economía global y también tienen el potencial de promover -junto con otros actores socialesel desarrollo económico, social y medioambiental de las comunidades.

Uno de los obstáculos a la plena realización de este potencial benéfico es, desde la perspectiva de las empresas, la distancia efectiva y afectiva que puede aparecer entre sus altos ejecutivos y los grupos más pobres de las comunidades donde operan. Una de las propuestas de las iglesias cristianas fue la posibilidad de invitar a estos mánagers a vivir durante un tiempo en las comunidades y compartir en lo posible la vida ordinaria y el trabajo con sus miembros más pobres. La experiencia tendría que ser seguida por una reflexión que ayudara a sus participantes a diseñar e implementar cambios que aumentaran los beneficios de la actividad empresarial para aquellas poblaciones. Desde el punto de vista de las iglesias, la iniciativa constituye la oportunidad de compartir con los mánagers lo fundamental de su fe: la amistad con los pobres, probablemente el tesoro más valioso de los cristianos. Porque el evangelio dice que compartir la vida con los pobres es compartir la vida con Cristo mismo. Esperamos que el grupo reunido en Londres encuentre maneras prácticas de cultivar esta jubilosa amistad.