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Buenas y malas noticias para la banca

Expansión | | 4 minuts de lectura

La nueva presidenta del BCE, Christine Lagarde, dio su primera conferencia en el “Congreso Europeo de Banca” el 22 de este mes. El tema principal del congreso era: “Europa: Nuevos enfoques”. Frente a las declaraciones de Mario Draghi, Lagarde avanzó nuevas medidas para que la segunda economía del mundo recupere su dinamismo. Confirmó las políticas monetarias expansivas de su antecesor y, mucho antes de referirse a los problemas de la banca, se dedicó a repasar los grandes retos de la economía global, que resumió en 3 bloques.

Primero: Las exportaciones sustituyen a la demanda interna y la inversión se sustituye por el consumo. La industria manufacturera es poco intensiva en mano de obra, pero los servicios sostienen el empleo porque son más intensivos en trabajo. Esos cambios estructurales se ponen de manifiesto en las Balanzas de Pagos por Cuenta Corriente (BPCC),

Segundo: En los últimos 40 años, los países que tuvieron BPCC positivas crecieron más cuando la economía mundial estaba en expansión, pero se contrajeron de forma más intensa en los periodos, como los actuales, de contracción del comercio mundial por las guerras de aranceles.   A los países que tienen déficits continuados de sus BPCC les sucede lo contrario.

Tercero: De lo que se trata ahora es de promover las inversiones porque son la demanda para hoy y la oferta de mañana. La cuestión es quién invierte y qué volúmenes de endeudamiento tienen los países que lo hagan.

Se esperaba en Alemania que hiciera alguna declaración sobre los efectos indeseados de los tipos de interés negativos que deben pagar los bancos. El BCE los impuso a partir de junio de 2014 y progresivamente los bancos que depositaron sus excedentes de liquidez empezaron a pagar y recientemente el recargo pasó del 0,40% al 0,50%. En EE.UU sucede lo contrario, pues la Reserva Federal retribuye casi al 2% los excedentes de tesorería que se le confían. Y para las hipotecas se toma lo que rinden los bonos del Tesoro a 10 años, que siempre son positivos, más un buen margen. En euros, el Euribor sigue siendo negativo.

El primer ministro de Baviera pidió que se eliminaran esos tipos negativos. Los bancos de Alemania pagaron el pasado año 2.300 millones de euros (y más de 800 millones los bancos españoles). 

Los retos de la banca

No los planteó, pero existen. Primero, las consecuencias no deseadas de los tipos de interés negativos, lo que explicaría que algunos bancos de Alemania coticen al 20% de su valor en libros y en España en torno al 40%; segundo, la amenaza de los “bancos en la sombra” (del inglés “shadow banking”) y, por último, la inusitada reacción de las  grandes tecnológicas de Estados Unidos, que entran a competir como si fueran bancos comerciales, ofreciendo tarjetas de crédito, captando depósitos y prestando dinero en todos los mercados.

El gobernador del Banco de España, en su conferencia en la “Asociación de Mercados Financieros”, pidió que los bancos en la sombra estén sometidos a las mismas medidas de intervención que la banca tradicional. Son entidades que prestan más barato que los bancos y pagan más por los depósitos.  Se concentran en Luxemburgo, pero se difunden rápidamente en la Zona Euro y en diez años su volumen se ha duplicado y controlan depósitos por encima de 28 billones de euros.

Por último, Google se ha asociado con Citibank y el próximo año ofrecerá cuentas a la vista disponibles mediante cheques. APPLE lanza tarjetas de crédito haciendo uso de sus redes y, con la colaboración de otro banco, ofrecerá medios de cobro y pago a través de una nueva aplicación, ApplePay. Con cientos de millones de usuarios en todos los países de Occidente, podría decirse lo que anticipó un banquero español: en el futuro, mi competidor ya no será un banco, sino una compañía tecnológica. Acertó y los acontecimientos se han producido a una velocidad inesperada.

¿Se mantendrá la privacidad de los usuarios de esos nuevos tipos de bancos?  Ellos lo aseguran mediante la creación de “murallas impenetrables”. Ofrecerán almacenar datos “en la nube” (el Big Data) y mantendrán en otras nubes, que serán compartimentos estancos, todo el negocio  bancario mundial, pero los hechos demuestran que no existen murallas digitales impenetrables.