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ESADE prevé una ralentización de la economía española con un crecimiento del 2% para 2019

La zona euro alcanzará la madurez de su ciclo en 2019, con un crecimiento del 1,8%. Según los expertos de ESADE, los principales riesgos son de tipo político, asociados al brexit y a las negociaciones para el control del déficit público y la implementación de una mayor integración económica y financiera
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La economía española ralentizará su crecimiento en 2019 hasta el 2%, según el Informe Económico y Financiero de ESADE 2019, dirigido por David Vegara y elaborado con el apoyo del Banco Sabadell. Esta ralentización será fruto del menor impulso del consumo y de la inversión empresarial debido a una mayor incertidumbre a escala global y europea. Este menor crecimiento implicará el descenso en el ritmo de creación de empleo, y el necesario aumento del ahorro de las familias también será un freno al consumo privado en los próximos años. Los autores del estudio también anticipan una tasa de inflación estable, ligeramente por debajo del 2%, y recomiendan mantener el déficit público por debajo del 3%.

A esta desaceleración se suma la prevista para la zona euro, que alcanzará este año la madurez de su ciclo económico, con un crecimiento medio del 1,8%. Las principales dificultades son de tipo político, asociadas al brexit, a las negociaciones para el control del déficit público y a las dificultades para proseguir con la necesaria integración fiscal y financiera.

Los expertos de ESADE advierten que esta ralentización podría ser mayor si los países más endeudados no reducen su déficit público o las economías alemana y holandesa no aplican políticas más expansivas. En este sentido, recomiendan acelerar la integración económica y fiscal: “La supervivencia de la moneda única europea depende de ello”. En cuanto al resto de Europa, destacan, por un lado, el incremento cercano al 3% de las economías de los países del Este (especialmente en Chequia y Polonia) y, por otro, el estancamiento de Turquía, con un incremento de su PIB inferior al 0,5%, debido a la crisis financiera y de tipos de cambio del pasado verano. 

El crecimiento de la economía global pierde sincronización

La expansión económica se mantiene a escala global, aunque en 2019 será menos sincronizada. Entre las economías desarrolladas, cuya media de crecimiento ESADE sitúa en un 2% —y en un 1,5% a partir de 2020—, muchos países reducirán su crecimiento hasta su tasa de crecimiento potencial, como Japón (1,9%) o los países del núcleo de la Zona Euro, como Alemania y Francia. Estados Unidos crecerá un 2,5%, gracias aún al efecto de la política fiscal expansiva. Otras economías que crecerán también por encima del potencial son Canadá, Australia, Suecia o Noruega.

En Latinoamérica, Brasil y México se consolidan con un crecimiento por encima del 2%, mientras que Chile y Colombia crecerán a un ritmo superior al 3,5%, y Perú superará el 4%. En el otro extremo los expertos sitúan a Argentina, que por segundo año consecutivo estará en recesión, con un crecimiento del -1,6%, y a Venezuela, que prolongará su grave recesión.

Adiós a la promesa para las emergentes

Las economías emergentes y en vías de desarrollo registrarán este año cifras muy similares a las de 2018 —India crecerá hasta el 7,4 % y algunas economías del sureste asiático mantendrán este año un crecimiento algo superior al 5%, especialmente Indonesia, las Filipinas y Vietnam—, aunque durante 2019 van a ver cómo se empiezan a desvanecer las expectativas que existían de poder acercarse a los ingresos per cápita de las economías desarrolladas. Las entradas de capital a estas regiones se redujeron en 50.000 millones de dólares en 2018, circunstancia que implicó una salida neta de 20.000 millones. En este 2019 se espera una reducción adicional de 40.000 millones, que llevará a una salida neta de 10.000 millones.

En el caso de China, que muestra una cierta tendencia a la ralentización (6%-6,5%), el Informe Económico y Financiero de ESADE 2019 advierte que la capacidad de respuesta arancelaria a la guerra comercial con Estados Unidos es limitada y destaca las medidas expansivas tomadas por el gobierno del gigante asiático para combatirla, que implican la introducción de cambios en la regulación de las instituciones financieras —con normas más laxas para la gestión de los activos y de los productos financieros y para la concesión de crédito- y la reducción de varios impuestos, incluido el de la renta y la ampliación en las deducciones de las empresas de sus gastos en I+D. Según los expertos de ESADE, estas medidas son útiles para mantener el crecimiento a corto plazo, pero es necesario tener en cuenta que contribuyen a frenar el ritmo de reducción de desequilibrios alcanzado durante este último año, con la consiguiente generación de peligros a medio y a largo plazo, y que deberán mantenerse bajo control.

Principales riesgos: el proteccionismo, las tensiones financieras y la deuda elevada

Entre los principales riesgos para el crecimiento económico en 2019, el Informe Económico y Financiero de ESADE destaca la intensificación de las políticas comerciales proteccionistas y el aumento de las tensiones financieras, derivado de la amenaza de una normalización más brusca que lo esperado en políticas monetarias o de una corrección abrupta de los precios de los activos. También advierte de los problemas que podría acarrear el alto nivel de endeudamiento a escala global y de la posible extensión a un número creciente de países de políticas económicas no sostenibles.

En cuanto a Europa, los expertos insisten en la necesidad de una mayor integración económica, financiera y fiscal de la zona euro para hacer frente a las dificultades existentes. También suponen un peligro el brexit y las negociaciones para la reducción del déficit público de la economía italiana. En su opinión, el primero supondrá un verdadero peligro a partir de 2021, pues no se puede descartar una salida desordenada del Reino Unido de la Unión Europea que pudiera comprometer las relaciones comerciales y políticas entre ambos actores. Durante el periodo de transición que se inicia el próximo 29 de marzo, y que durará hasta finales de 2020, la relación entre ambos actores se mantendrá en una situación igual a la actual. Durante esos meses deberá negociarse un pacto para establecer el estatus que prevalecerá entre el Reino Unido y la UE a partir de 2021. De no llegarse a un acuerdo, la relación pasará automáticamente a una unión aduanera, manteniéndose grandes incertidumbres.