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Discurso de la directora general de ESADE en la apertura del curso académico 2017-2018

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[Presidente de ESADE, Vicerrector de la URL, miembros del patronato y del comité ejecutivo de ESADE, profesores, alumnos, alumni].

Bon dia, buenos días, good morning everyone,

Quisiera empezar esta sesión de apertura del año académico 2017-2018 dando una cálida bienvenida a todos los estudiantes y profesores que se incorporan a nuestra comunidad.

Comenzamos el curso con un incremento del número de participantes en todos los programas con respecto al año anterior, con nuevas incorporaciones al Claustro del Profesorado y con mayores porcentajes de internacionalidad. Somos una comunidad académica global –un año más, superaremos las cien nacionalidades en nuestro campus– y una comunidad comprometida con la excelencia, el rigor, la calidad de nuestros programas, y deseamos reafirmar sobre todo nuestra voluntad de contribuir a la construcción de una sociedad más próspera, más justa, más inclusiva y más sostenible.

No es este acto académico el contexto más apropiado para emitir valoraciones sobre el entorno político y social. Tampoco es esta mi función como directora. Sin embargo, me parece obligado expresar la preocupación que sentimos en ESADE por la gravedad de los momentos que estamos viviendo, cuando, a las tensiones políticas y sociales, se han añadido las que afectan la economía y las empresas, introduciendo elementos de incertidumbre que amenazan el bienestar de todos.

En este sentido, quisiera destacar cuatro valores que forman parte de la identidad, la misión y la tradición de nuestra institución, y que desearíamos ver presentes a la hora de abordar la crisis de vida colectiva y la fractura social que nos amenazan.

El primero, condición para todos los demás, es la paz. La paz de mentes y de espíritus. La serenidad de las conductas, imprescindible para afrontar los conflictos. La exclusión de toda violencia, tanto física como psicológica, sobre el antagonista.

El segundo es el diálogo. Un diálogo respetuoso, basado en la escucha y la consideración de las opiniones ajenas. Un diálogo real, que no se limite a proclamar y a repetir posiciones cerradas e inamovibles, sino que se esfuerce de verdad por llegar a acuerdos.

El tercero es la inclusión. La renuncia a toda pretensión de uniformidad, imposición o hegemonía. La aceptación de que nuestra sociedad es plural, de que hay en ella muchas voces, y la voluntad firme de no dejar fuera a ninguna de estas voces. De que todas las personas y grupos sociales se sientan libres para expresarse y convocados a hacerlo.

El cuarto valor es el respeto al estado de derecho, último reducto de nuestra condición de ciudadanos. Respetar las leyes nos dota de estabilidad y de seguridad jurídica, y ambas hacen posible el buen funcionamiento de la economía y, con ello, la prosperidad, el progreso y el bienestar de nuestra sociedad. En democracia, las leyes garantizan los derechos de todos, especialmente los de los más débiles y vulnerables, que deben ser siempre nuestra prioridad

Quisiéramos ver estos valores en acción, encarnados en las conductas de nuestros representantes, profundamente arraigados en la razón y en el corazón de las personas, apostando como comunidad de ciudadanos libres e iguales por un proyecto de convivencia que supere las tensiones actuales. Desde ESADE, estaremos dispuestos en todo momento a hacer todo lo que esté en nuestras manos para apoyar y contribuir a este esfuerzo.

Permitidme ahora recuperar el hilo inicial de mi intervención y ampliar con más detalle algunas prioridades del nuevo año académico que iniciamos. Me gustaría hacerlo desde el ángulo esencial de la misión de ESADE, que no es otra que educar. Voy a hablar básicamente de educación y voy a citar algunos de los ejes prioritarios de nuestro propósito educativo en este curso que hoy inauguramos.

ESADE es una institución que ha sido capaz de situarse entre las mejores escuelas del mundo en los campos del management y el derecho. Y lo ha hecho con un gran esfuerzo, gracias al mérito y al trabajo de mucha gente, de forma sostenida en el tiempo. Es un orgullo viajar por el mundo y vernos reconocidos entre las instituciones educativas de referencia global.

Pero la educación, como tantos otros sectores, vive tiempos de grandes transformaciones. La forma de aprender de las nuevas generaciones ha cambiado drásticamente, como consecuencia del impacto combinado de la tecnología y la globalización. Nuestro compromiso como educadores con el aprendizaje de nuestros estudiantes nos obliga a introducir cambios profundos, que estamos impulsando aceleradamente, en el marco de una iniciativa de innovación pedagógica que hemos denominado Student First, justamente para poner el acento en la experiencia de la persona que aprende. Esta experiencia es –lo creemos firmemente– el auténtico foco de nuestro trabajo.

Este esfuerzo incide en múltiples campos. Requiere incorporar nuevas metodologías, que revolucionan la enseñanza tradicional. Nuestro Centro de Innovación Pedagógica está apoyando el esfuerzo de decenas de profesores para incorporarlas a sus cursos. Estamos combinando contenidos y procedimientos digitales con la formación presencial. Esta última abandona el formato de la clase magistral y es sustituida cada vez más por formatos de clase mucho más interactivos y participativos. Todo este cambio exige a nuestros profesores adoptar nuevas formas de enseñar, y a nuestros alumnos un mayor grado de responsabilización en su propio proceso de aprendizaje. Y, naturalmente, nos obliga a realizar importantes inversiones en el entorno físico y tecnológico en que se desarrolla la experiencia educativa.

Una parte esencial de estos nuevos enfoques es la dimensión experimental del aprendizaje. Aprendemos cada vez más experimentando con las cosas, tocándolas, sometiéndolas a prueba, viviéndolas. Se aprende viviendo.

En pocas semanas, en nuestro campus de Sant Cugat abrirá sus puertas la Rambla de la Innovación. Hemos invertido cerca de 2 millones de euros para construir un entorno de experimentación realmente transformador. No son nuevas aulas. Son cinco laboratorios de aprendizaje que permiten recorrer el camino que va desde la concepción de la idea hasta la verificación de su viabilidad y la fabricación del producto, y se extiende a la definición del modelo de negocio y a su transformación en un proyecto viable. Por nuestra Rambla, circularán profesores, investigadores, estudiantes, empresas y partners académicos y tecnológicos, en un entorno claramente internacional que facilitará las interacciones entre todos ellos.

Por otra parte, nuestro compromiso como educadores nos exige renovar y profundizar una característica que nos identifica desde nuestra fundación, hace ya casi 60 años. Es una apuesta distintiva, firme y comprometida por educar en unos valores sólidos. En ESADE, formamos a personas autoexigentes, con las ideas claras, imbuidas de una actitud de responsabilidad y comprometidas con la sociedad.

Este es nuestro ADN, y fortalecerlo día a día es nuestro principal compromiso. Si el mundo cambia, cambiémoslo, pero que sea a mejor. Mejoremos nuestras empresas, seamos conscientes del impacto social de nuestras organizaciones y coherentes con nuestros valores y prioridades. Este es el auténtico sello distintivo de las personas que conformamos la comunidad de ESADE.

Y esta doble apuesta por innovar y educar en la responsabilidad encaja perfectamente con el espíritu de la sesión académica de hoy y con nuestra ponente invitada.

Cristina Gallach es una de las personas que más ha trabajado, a lo largo de su carrera profesional, a favor de la paz y la concordia en el mundo. Como periodista, todos sus colegas coinciden en que es una de las personas mejor informadas de la actualidad global. Lo acredita su trayectoria profesional. Cristina Gallach fue, durante 15 años, directora de Comunicación de Javier Solana, cuando era alto representante de la UE para la Política Exterior y de Seguridad Común y cuando fue secretario general de la OTAN. Y, entre 2015 y 2017, ha sido secretaria general adjunta de las Naciones Unidas, responsable de Información Pública, cargo desde el cual ha diseñado y coordinado las estrategias de comunicación de la ONU.

Me parece que el ejemplo y la lección inaugural que Cristina Gallach nos ofrecerá a continuación sintonizan plenamente con la mejor contribución que ESADE puede ofrecer a la sociedad de nuestro tiempo: una nueva generación de jóvenes dispuestos a dar lo mejor de sí mismos, para construir una sociedad más próspera, más justa, más inclusiva y más sostenible.

Gracias a todos por su asistencia. [Invito a Cristina Gallach al atril para que nos dirija la lección inaugural de este curso].