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Sin modelo de cambio

Así lo ha aprendido Alexis Tsipras en Grecia, hoy un buen socio de Angela Merkel
ABC | | 2 minutos de lectura

Nadie espera que Italia marque el rumbo en el futuro de la UE. En momentos buenos y malos ha sabido colocar a sus dirigentes en las instituciones y salvaguardar intereses básicos -agricultura, fondos estructurales, recientemente la supervisión de su banca. Pero ahora podría pasar a ser el gran problema para la credibilidad de la moneda común, que rompe con el encantamiento de la recuperación. En una UE muy dispersa en distintos desarrollos económicos y culturas políticas, hasta la fragmentación, todos los países son iguales pero algunos son más iguales que otros. Este es el caso de la tercera economía de la zona euro. Su inestabilidad política crónica puede mutar en pocos días en algo mucho peor, si las negociaciones en marcha entre la Liga y Cinco Estrellas alumbran un gobierno antieuropeo. Los borradores filtrados piden cambiar radicalmente la arquitectura económica y financiera comunitaria, en dirección contraria a todo lo hecho estos años bajo liderazgo alemán. Una República transalpina populista daría semejantes dolores de cabeza al gobierno de Berlín y al de París. Lo más probable es que, de prosperar la formación de la coalición, rebaje sus exigencias y deje de pedir la luna.

Como explica el profesor José Luis Álvarez, en un país occidental cuando llega al poder el populismo, en cualquiera de sus muchas formas, no tiene un modelo de cambio y necesita adaptarse a la realidad. Es la parte positiva de dar voz a los que se sienten fuera del sistema e invitarles a entrar en las instituciones. El ejercicio del poder es de una complejidad infinita. Así lo ha aprendido Alexis Tsipras en Grecia, hoy un buen socio de Angela Merkel. Matte o Salvini y Luigi Di Maio aún no han empezado este camino, mientras intentan acordar el nombre de un primer ministro aceptable para el presidente de la República, Sergio Mattarella. El veterano político demócrata-cristiano, antiguo juez constitucional, se ha convertido en el garante de la mejor Italia posible. Como pronóstico a verano, veremos si en Roma hay un gobierno anti UE, pero seguro tendremos un gobierno anti inmigración, como en Hungría y Austria.