Artículos

¿El fin del largo ciclo alcista de Wall Street?

Expansión | | 4 minutos de lectura

Es posible. Keynes dijo: Invertir en bolsa es la única esfera de la vida donde las ganancias, la seguridad y el éxito lo disfruta sólo una minoría y no la mayoría de los inversores. Ahora estamos otra vez regresando a los fundamentales. Una acción vale por los dividendos y las ganancias de capital esperadas.

Desde 1929 el mundo no había vivido una crisis financiera que se alargara diez años. Después de la quiebra de Lehman, en marzo de 2009 el banco central de Estados Unidos realizó unas duras pruebas de resistencia a la gran banca y publicó que el 60% de los activos bancarios del país eran sanos y los balances saneados. Imprimió dólares día y noche, aunque al Nobel Friedman le gustaba más la frase de tirar el dinero desde un helicóptero.

Cuando parecía que la liquidez iba a recuperar el consumo y restablecer la maltrecha demanda agregada, la FED llegó al límite de descontar los pagarés de los talleres de cada esquina, porque no lo hacían los bancos comerciales. Y S&P 500 se multiplicó más de 4 veces hasta el 21 de septiembre de este año. Las bolsas europeas reaccionaron con retraso, pero las inyecciones de liquidez que el BCE empezó en junio de 2014, comprando incluso deuda corporativa (pero no bancaria) dieron como resultado una recuperación de nuestras bolsas, pero menos espectacular.

Lo que nos importa es el Ibex 35 y los índices de toda Europa. En abril de 2009, después del despegue de S&P 500, Euro Stoxx 600, el más amplio y representativo de Europa, partió de 191 puntos y llegó a un máximo de 402 el 22 de enero de este año. Es decir, se dobló en 9 años.

Tuvo una fuerte corrección por la venta masiva de deuda soberana de Estados Unidos y el mínimo en lo que va de año se alcanzó el 23 de marzo (363 puntos); se recuperó con oscilaciones y el 8 de octubre sólo llegó a 372. Los bonos soberanos a 10 años en dólares tuvieron fuertes ventas y, por la relación inversa entre precio y rendimiento, éste cruzó la línea roja del 3%, que en otras ocasiones provocó ventas de acciones, porque la rentabilidad por dividendos de las acciones quedaba por debajo de lo que rendían los bonos del Tesoro americano. Los temores por el recalentamiento de la economía real americana, que esta semana llegó al nivel de paro más bajo desde el año 1969, y tras ocho aumentos consecutivos de los tipos oficiales de la FED, tuvieron un evidente efecto mundial.

Los países con déficits por balanzas de pagos corrientes sufrieron fugas de capitales hacia Wall Street, reforzadas por la incertidumbre creada por la guerra comercial del presidente Trump. Y de esta forma las monedas de los países emergentes se depreciaron, aunque Argentina subiera el tipo de interés al 60% y Turquía al 24%.

La Zona euro tuvo por un tiempo el refugio de una divisa fuerte, pero los presupuestos del gobierno populista de Italia, que triplicó el déficit público y las declaraciones que sugerían una manifiesta desconfianza del euro provocaron que Italia tuviera que endeudarse por encima del 4% y que los bancos sufrieran importantes bajas, que contagiaron a algunos bancos españoles y al Ibex 35.

Para concluir: No es el momento para la renta fija cuando los bancos centrales restringen la liquidez. La prudencia aconseja situarse en valores anticíclicos y no sujetos a las guerras bilaterales, porque con la Nafta 2 resuelta quedan todavía las de Estados Unidos contra Europa y la de grueso calado, la que va contra China. Las de Corea del Sur y Japón no son causa de preocupación. Las fábricas de robots de Alemania, Italia, Suiza y las de Japón aumentan ventas y flujos de caja y lo mismo ocurre con las tecnológicas que son disruptivas, es decir, que anticipan los cambios que provoca la revolución digital. Después de la crisis de Facebook, algunas compañías americanas recompran en bolsa sus propias acciones para dar mejor rendimiento al accionista (Apple). Estamos en una situación en la que lo que valen son los valores futuros de las acciones y no tanto los índices agregados. Vuelve lo de Buffet Yo sólo compro lo que entiendo.