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Adultos en la habitación

La preocupación de muchos demócratas y republicanos es la capacidad de Trump de desatar una crisis internacional
Abc | | 2 minutos de lectura

Tras menos de nueve meses en el poder, a Donald Trump solo le respalda el 32% norteamericanos le respaldan, un resultado negativo no igualado por ninguno de sus predecesores inmediatos. Más enrabietado que nunca y sin capacidad de concentrarse, prefiere hacer campaña entre los suyos, incendiar la red, actuar como si viviese en un “reality” televisivo y ahorrarse la tarea de gobernar para todos. En el ámbito doméstico, la agenda legislativa de la Casa Blanca está bloqueada, a pesar de la mayoría republicana en el Congreso. La tan promocionada capacidad negociadora de Trump no es tal y no se esperan avances en su contrarreforma sanitaria ni verdaderos cambios sustanciales en los impuestos o las infraestructuras, sus grandes promesas electorales. Es cierto que Trump se dispone a aprobar órdenes ejecutivas para arruinar el sistema de planes de salud creado por Barack Obama, ya debilitado por sus altos costes. Pero este daño, así como el causado por los decretos sobre inmigración o medio ambiente, puede ser revertido por el próximo presidente. La preocupación de muchos demócratas y republicanos es el potencial de Trump de desatar una crisis internacional.

El equipo de adultos formado por su jefe de gabinete Kelly, su secretario de Defensa Mattis y el secretario de Estado Tillerson esta volcado en evitar esta posibilidad. En especial, buscan neutralizar una decisión irracional de Trump -o de Kim Jong-un- que arrastrase al mundo a un desastre nuclear. Al mismo tiempo, esta semana procuran que las amenazas del presidente no hagan fracasar en Washington la cuarta ronda de negociaciones para reformar el tratado de libre comercio con México y Canadá. Saben que no pueden frenar los insultos y provocaciones que emite sin parar Trump a través de twitter. A cambio, controlan los daños en la esfera internacional con gestiones discretas. Las elecciones legislativas parciales en 2018 decidirán si el presidente se convierte en un pato cojo prematuro. La investigación que dirige el fiscal especial Robert Comey sobre la participación de Rusia en la campaña electoral avanza. Es otra variable que también podría dejar tocada y hundida esta extraña presidencia.