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Soberanía e Impuestos

La Vanguardia | | 3 min read

Catalunya puede perder de forma creciente los impuestos que deberían gravar las actividades que generan valor añadido en su territorio. Teníamos un temor lógico ante la instalación de robots que pueden destruir empleos, pero antes de que esto suceda de forma masiva hemos visto que el pequeño comercio y las pymes industriales pierden posiciones ante el avance de las plataformas internacionales.

La presidenta del Fondo Monetario Internacional (FMI), Christine Lagarde, advirtió en Financial Times que las grandes compañías multinacionales llevan treinta años evadiendo el pago de impuestos. La disminución en la recaudación del impuesto de sociedades (los que no pagan las grandes plataformas) puede llevarnos a perder la confianza en un sistema justo y de validez global. Eso ha sucedido desde la década de los años ochenta y se debe no sólo a su sagacidad sino también porque sus activos son intangibles y los manejan sofisticados algoritmos. Según el FMI, los países que no son miembros de la OCDE pierden al año 200.000 millones de dólares como consecuencia de las prácticas de las compañías que transfieren sus beneficios a países donde los impuestos se han diseñado para atraer los capitales especulativos.

No existen datos precisos sobre la situación de Catalunya, pero las soluciones que el ministro de finanzas de Francia aplicará pueden ser ilustrativas. Para Le Maire, el momento es propicio porque Trump implantó un nuevo sistema fiscal sobre las compañías digitales y las grandes tecnológicas. Francia empezará con un impuesto sobre los beneficios que obtengan Facebook y Amazon en la República. Catalunya no puede ser una excepción. Una pyme catalana del Baix Llobregat descubrió que otra empresa del Cantábrico le había copiado piezas de consumo para el hogar, fabricadas por encargo en China y distribuidas y financiadas por una plataforma no lejos del aeropuerto de Barajas.

 La presidenta del FMI recomienda dos cuestiones para los países industrializados. Los beneficios pagan impuestos donde se obtienen y deben evitarse las transferencias a los países que los captan como pulpos. En segundo lugar, y aunque sea muy difícil evaluar lo que ganan las compañías digitales, debería aplicarse un impuesto sobre el beneficio potencial de las inversiones. Pero reconoce que es muy difícil evaluar “los beneficios por encima de lo normal” y será necesario llegar a una serie de acuerdos entre los países de la UE-27. De lo que se trata es de gravar las actividades donde prestan sus servicios. A medio plazo, los bancos también perderán parte de su negocio porque esas plataformas absorben los componentes de las cadenas de valor, desde la fábrica que la genera hasta la financiación y el cobro de las facturas.