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Juncker despierta

El presidente de la Comisión ha sorprendido con un discurso muy ambicioso sobre el estado de la Unión
Abc | | 2 min read

Propone desechar los cantos de sirenas de la Europa a varias velocidades, una fórmula para la desintegración, y a cambio fortalecer el euro y el acuerdo de Schengen con más miembros y mejores instituciones.

Sugiere fusionar los puestos de presidente del Consejo Europeo y de la Comisión, tomar decisiones sobre política exterior por mayoría y mejorar la rendición de cuentas de la polis europea, percibida por muchos ciudadanos como demasiado compleja y remota. Advierte con claridad a polacos y a húngaros, y también a la desbocada coalición independentista catalana, que el Estado de Derecho es obligatorio en la UE.

Como buen conocedor de las negociaciones entre gobiernos, aspira a llevar a cabo todo esto sin meterse
en el campo de minas de una reforma de los tratados. No está mal para un presidente que muchos daban ya como amortizado, ya que su principal tarea consistía en algo tan deprimente como negociar el Brexit y conservar lo más intacta posible la Europa resultante.

Hoy los términos de la salida del Reino Unido que se barajan no amenazan la cohesión de los 27 e incluso la refuerzan. Tal vez por eso Juncker ha sacado fuerzas para proclamar que el viento es favorable a la integración.
Más importante aún que sus propuestas es el hecho de que la Comisión haya recuperado justo ahora capacidad de iniciativa política. El poder de esta institución ha crecido con cada ampliación de la UE, pero la combinación de la crisis del euro, migratoria, el ascenso del populismo y finalmente, el Brexit, parecían haber desplazado el centro de gravedad europeo de Bruselas a Berlín.

Angela Merkel, a punto de conseguir su cuarto mandato, sigue teniendo la llave para relanzar la UE en otoño. No tiene una estrategia europea -lo suyo es «el poder sin propósito», en definición de sir Paul Lever. Necesita ideas y aliados, más allá de la concertación con Emmanuel Macron, una vez éste pruebe su capacidad reformista. El despertar de Juncker llega en el momento oportuno.