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El jamón de Zuckerberg

Mark Zuckerberg, el empresario y multimillonario más joven del mundo, ha vuelto a Barcelona para asistir a un congreso y por la comida, específcamente por el jamón
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Mark Zuckerberg, el empresario y multimillonario más joven del mundo, ha vuelto a Barcelona para asistir a un congreso y por la comida, específcamente por el jamón. Todos supimos que fue su amiga Shakira quien le invitó a un restaurante basado en materias primas y cocina local: jamón, embutidos, pan con tomate, anchoas y buñuelos. Algo tan simple puede ser una de las líneas de desarrollo de la industria agroalimentaria en España. Pasión, boca a boca, embajadores, emprendedores. Emoción, mucha emoción. Mucho más simple que los programas ofciales para el sector.

Del sector agroalimentario es harto conocida su retahíla de difcultades, imprevistos y amenazas externas. Cada año sabemos de las imposibles cuotas europeas, de las difcultades de exportar cuando vetamos a países dictatoriales, de la imprevisibilidad meteorológica y, por supuesto, de la maldad de las empresas detallistas. Todo ello en un sector que supone alrededor del 8 % de nuestro PIB, nuestro empleo y nuestro futuro.

Ante la refexión sobre el enfoque idóneo para potenciar el sector, se invocan tres grandes esfuerzos y prioridades a modo de mantra: . Producimos «con mucha calidad». Lo sentimos, pero a estas alturas y en esta globalización, la palabra está vacía de contenido. Calidad en sí misma no es nada, calidad se ve identifcada con ser escogido por el multimillonario de turno. .

- Avanzamos hacia «la sostenibilidad de la cadena alimentaria». Por supuesto, como todos; pero sigue siendo vago, no diferencial, muy lejano de los resultados de los productores alemanes o de los gustos de Boston.

- Innovamos «en producto». Los próximos años aparecerán emprendedores esgrimiendo la nueva trinidad alimentaria de las proteínas, las algas y los insectos. Introducirán a precios desorbitados el bimi como verdura con superpoderes, la col kale rica en nutrientes, y el ftoplancton que ya es denominado como «la leche materna de nuestra madre tierra». Interesante, pero sabemos que nada de esto generará empleo signifcativo.

Es importante puntualizar que todo ello está ocurriendo con un modelo económico de renta agraria basada en el 50% en ayudas de la UE, sean mecanismos de intervención o ayudas indirectas. Es decir, con un modelo insostenible.

Nosotros apoyamos otro enfoque de competitividad empresarial, basado tanto en el trabaj o de investigación realizado desde Esade, como en el contacto periódico como asesores con cientos de jóvenes emprendedores y empresas competitivas de Alfaro, Almería, Granada, Menorca, Zaragoza o de toda Catalunya. Proponemos que el sector pase, lo antes posible, por tres procesos ineludibles e higiénicos, ya que sin ellos no podemos evolucionar:

1. La concentración de las actuales microempresas para poder llegar a tener un tejido empresarial más competitivo, más profesionalizado y con mayores oportunidades. Simplemente, somos el país europeo occidental con menor concentración, en gran medida porque aquí cada uno sigue buscando sus subvenciones.

2. La transparencia que permita después al márketing hablar claramente de producto local, mayor frescura, cercanía al punto de producción, menores costes medioambientales y mayor sabor.

3. La profesionalización real de las compañías a todos los niveles. Desde pequeños productores que puedan servir directamente a restaurantes -como en el modelo francés-, hasta grandes corporaciones, sin injerencias externas, para evitar casos como Nueva Rumasa, Pescanova, Panrico o Gullon.

Hoy, hay cientos de proyectos innovadores que interesan a clientes de todo el mundo, lamentablemente, ocultos bajo las reclamaciones tradicionales del sector. Este es el futuro, el modelo, la lista de capacidades que pequeños empresarios han sabido generar. Citamos algunos casos a modo de ejemplo:

El proyecto innovador de Casa Ametller, más de 70 tiendas a partir de una visión comercial de unos pequeños productores de Fraga: «sin intermediarios». El proyecto familiar del Pastoret de la Segarra, un producto único pero anclado en la garantía de la familia Pont como productora. La innovación «porque no hay otra» desde Cullera del modelo de Naranjas Lola, simplemente con una frescura observable de 24 horas «desde el árbol hasta tu casa». Una distribución cárnica familiar que innova para crear los diferentes formatos de Escofet Oliver. Un proyecto único de vinos y espumosos desde Raventos i Blanc: romper con el pasado, generar una nueva DO, instalarse en New York y crecer constantemente en el precio unitario de la botella. O la familia Rodríguez, que sabe emigrar desde Asturias a Madrid, generar la marca cárnica Raza Nostra y todas las ideas empresariales que surgen detrás.

Todos ellos están logrando generar en los consumidores la convicción de que hay calidad agroalimentaria, aquí mismo. Sin necesidad de un Alto Comisionado para la Marca España, ni Comisiones Europeas, ni expolíticos desembarcando en las juntas de accionistas.

En cada uno de estos proyectos hay algo que puede apasionar a Zuckerberg, comprar un paquete para su madre y hacernos un poco más competitivos.